Suele decirse aquello de "algo tendrá el agua cuando la bendicen" y, en términos de League of Legends, hay un equivalente al líquido sagrado. El servidor de juego en Corea, con su blatencia y su nivel extraordinariamente competitivoaja , ha sido un fetiche recurrente de los jugadores occidentales. Sin embargo, detrás del mito se esconde una realidad que no siempre cumple expectativas y que puede ser extraordinariamente perniciosa para los ingenuos que llegan por primera vez al sur de la península asiática.
Un extranjero en el League of Legends coreano
Aunque el problema no se basa en un único testimonio personal, ha vuelto a estar sobre la mesa después de que un jugador quisiera compartir sus vivencias tras dos años residiendo en Corea del Sur. En su experiencia, el bombardeo de insultos racistas es constante cada vez que escribe algo en inglés. Una problemática que en parte se debe a que lo confunden con un jugador chino y por la que incluso se lamenta de saber el coreano suficiente como para entender los mensajes.
Esta situación no es muy diferente a la que algunas personalidades de League of Legends se encontraron en la región. Aunque casos como el de LS parecían excepcionales y relacionados solo con su posible entrada al cuerpo técnico de T1, otros streamers han sufrido un destino prácticamente idéntico. Es el caso de Cowsep, streamer que jugó en el servidor del país durante varios años y que acabó dejándolo por el comportamiento que solían tener sus compañeros con él.
La situación incluso ha dado lugar a un documental amateur publicado en YouTube en el que se recogen opiniones y datos sobre el estado de las partidas clasificatorias del país y los injustos castigos que suelen recaer sobre los jugadores extranjeros. En él, se atienden a los motivos culturales y las exigencias de la cultura de este país asiático como posibles causantes de un problema estructural que se refleja en este tipo de situaciones.
No en vano, el circuito profesional coreano nunca ha disfrutado de un jugador extranjero en su máxima competición (si en la segunda categoría) y apenas dos entrenadores europeos han logrado llegar a él. Una endogamia casi total en el que existe un gran señalado: la división de Riot Games en el país. Según los propios jugadores con experiencia en la región, son ellos los que deciden no banear a los jugadores y ser más severos con ‘los de fuera’, una situación que no parece tener una salida fácil.