El mundo de la televisión está a punto de enfrentarse a una oleada tremenda de productos basados en videojuegos. Los que en un principio imitaban o participaban del mundo del cine para construir sus historias e intentar que, como obras, fueran mejor valoradas por basarse en determinados productos o adaptar a sus fórmulas complejas tramas como la de El Padrino en 2006 (de la mano de Visceral Games), ahora se postulan como productos de éxito que son capaces de amasar a un grandísimo número de masas con pleno interés en conocer más en profundidad el pasado, presente o futuro de algunos de sus personajes favoritos. ¿Podemos decir, entonces, que el alumno ha superado al maestro? Más o menos, pero todavía es un poco pronto para ello.
Entre 2021 y 2022 van a estrenarse un buen puñado de series de televisión basadas en videojuegos entre las que destacan, por ejemplo, Cuphead o Halo, obras que podrían no tener demasiado valor narrativo a ojos cinematográficos y que puede parecer que no tienen gran cosa que aportar sin sus mecánicas ni jugabilidad. Sobre todo en el caso del juego de StudioMDHR, que es un boss rush en toda regla (un título que simplemente pasa al jugador de jefe final a jefe final y los objetivos de cada nivel es solamente acabar con ese enemigo para progresar en el juego) y tampoco es que haya una trama compleja detrás que pueda servir como gancho para hilar una serie de capítulos, con algún que otro cliffhanger incluido, para mantener así a los espectadores enganchados.
Empero, nada más lejos de esa realidad, resulta que Cuphead es una pedazo de mesa de creación para un guionista, puesto que posee un elenco de personajes muy variado, un estilo de animación único y clásico (reconocible por prácticamente cualquier persona gracias a Disney) y a dos protagonistas que desprenden carisma sin la necesidad de soltar una sola palabra: Cuphead y Mugman. Por este caso y por muchos más, vamos a repasar algunos motivos por los que creemos, en esta casa, que los videojuegos van a arrasar en televisión.
Ya cuenta con personajes instaurados en la cultura popular
Seguimos, para empezar, hablando del tema que hemos tratado hace unos instantes. Al contrario que muchas nuevas series que aparecen en escena, los videojuegos ya tienen algo de ventaja en lo que se refiere a crear un impacto cultural, porque sus personajes, de un modo u otro, se han colado en ella en algún momento y quien más quien menos puede reconocer, por ejemplo, al Jefe Maestro sin demasiados esfuerzos. O a León de Resident Evil. O a los asesinos de Assassin's Creed. No hace falta realizar un recorrido tan grande como lo haría un producto nuevo, por lo que en ese sentido es más que claro que en cuanto lleguen a plataformas, ya contarán con un buen número de seguidores y podrán captar a nuevos fácilmente.
Por sus mundos fantásticos y de ciencia ficción
Parece una tontería, pero como en el caso de la implantación de personajes en la escena de la cultura popular, tampoco es sencillo crear escenarios fantásticos para la representación de las historias. Cuando hablamos de obras nuevas, que no parten de adaptaciones o que, por el contrario, lo hacen a raíz de novelas no ilustradas, suele haber bastantes problemas con el tema de la creación de sus mundos de ficción. No obstante, con los videojuegos esto solamente puede ir a mejor, porque con los efectos especiales del cine, los decorados actuales y demás, hasta hay obras que pegarán saltos de calidad impresionantes. Y, por otro lado, esos mundos ya están creados y solo hay que cambiar el modo en el que se construyen.
¡Hay contenido para rato!
Si ponemos como ejemplo Fallout, Devil May Cry o Final Fantasy (que ya ha tenido cierto recorrido por el audiovisual) entonces tenemos temporadas y temporadas para un buen rato. Una serie necesita leña y los videojuegos tienen toneladas para que jamás se apague el fuego. Eso sí, de nuevo, tiene que caer en las manos del guionista adecuado, porque de lo contrario sus historias van a ser un verdadero desastre. No podemos pedir que todas tengan el mismo nivel que la adaptación que prepara HBO de The Last of Us, pero no estaría mal que los tiros fueran más o menos en esa dirección siempre.
Se demostrará que no todo son mecánicas y gameplay
Aunque la base de cualquier videojuego es la jugabilidad, evidentemente, porque es el apartado que diferencia a este medio del cine y las series, extraer la pureza de su historia y pasarla por un filtro puramente cinematográfico, puede demostrar a muchos espectadores que, aunque a priori una obra solamente pueda parecer un espectáculo de pan y circo en el que los jugadores únicamente tienen que ir cargándose a monstruos, bichos o gente por los diferentes niveles, también existen historias tremendas detrás del telón que no se ven a ojos de los inexpertos en el tema. O, digamos, de los que no tocan un mando ni con un palo por aquello de que los videojuegos no son buenos (y estamos en 2021, ojo).
Los jugadores verán las historias desde otra perspectiva
Si bien hemos comentado que las series servirán para captar público nuevo, los veteranos también podrán conocer a los personajes desde otros puntos de vista y poner en práctica aquello de las tramas A, B y C de televisión, que responden, respectivamente, al objetivo final de la serie, las relaciones entre personajes y los episodios autoconclusivos. En lenguaje de videojuego hablaríamos del objetivo final de la campaña, las tareas y relaciones que ejercemos con otros personajes y las pequeñas secundarias que completamos para obtener más experiencia u objetos determinados. Con una serie eso se puede dividir perfectamente y aquí sí que no perderemos detalle de las conversaciones entre cada NPC y demás como sí puede ocurrir en un videojuego debido al ajetreo de la acción.
Y porque se lo han ganado a pulso, qué demonios
Los videojuegos llevan ya años demostrando que pueden ser piezas con una narrativa excelente y que poseen todos los ingredientes necesarios, por sí mismos, para contar historias únicas y experiencias increíbles para todos aquellos que quieran sumergirse en una aventura donde el espectador toma mucho más partido de las cosas.