Chronoshift, el proyecto de la comunidad de League of Legends para crear una versión Classic del juego, ha sido cancelado. Riot Games ya había avisado a los creadores y finalmente ha actuado contra ellos enviando una carta de Cease & Desist en la que se explicaban los motivos por los que, pese a todo el esfuerzo y cautela de los creadores, no podían permitir que siguieran adelante con su intención de crear servidores de juego privados que revivieran las primeras temporadas.
La medida fue impopular en la comunidad, pero no resultó sorprendente. Sin embargo, lo que sí llamó la atención fue la actuación de Riot. En primer lugar, sorprende que la desarrolladora optara por contactar en primer término a los creadores de este proyecto. No obstante, lo realmente grave es la actitud que tuvo en todo momento el responsable de seguridad nombrado por la compañía para tratar de paralizarlo todo por medios extraoficiales.
Además de escalar el tono de la conversación sorprendentemente rápido y hacer juegos de palabras que ni por asomo debían estar presentes en una comunicación tan importante, Riot Zed (su nombre de usuario) llevó a cabo amenazas veladas y explícitas. Su actitud, que fue desde revelar el nombre de los desarrolladores para demostrar que le pagan “por saber cosas” y amenazar legalmente a los creadores, fue más propia de un matón de instituto crecido por su cargo que lo que esperaríamos de los responsables de League of Legends.
Al menos, ahora, el medio Insider ha tenido información de primera mano de “un representante de Riot Games” que admitió “estar muy decepcionado por el tono de la conversación” y aseguró “medidas internas” de la desarrolladora de League of Legends. La naturaleza de las medidas no se ha revelado al público, aunque podrían ir desde una sanción al empleado hasta una mayor formación para evitar que este tipo de situaciones se repitan en el futuro.
Aunque insistiendo en la necesidad de cesar League of Legends Classic, al menos el segundo contacto de la desarrolladora se hizo en términos oficiales mediante la mencionada carta de Cease & Desist. En esta, escrita con rotundidad pero en términos mucho más amables, se da un plazo de cinco días a los creadores para cumplir determinadas condiciones y evitar cualquier posible batalla legal.