La industria del videojuego tiene montones de héroes casi anónimos que normalmente huyen de los focos. Es el caso de Robert A. Altman, CEO de Zenimax Media y Bethesda, además de fundador de la compañía allá por 1989, cuando dejó el oficio de la abogacía. Hoy se ha comunicado su muerte, y la industria de los videojuegos llora su pérdida, tanto por su peso empresarial, como por el talante humano que ha demostrado a través de los años.
Así lo ha comunicado la propia Bethesda:
Un exitoso hombre de negocios, y casi un visionario que supo ver mejor que nadie el potencial del ocio interactivo. Diversos miembros reputados de la industria alaban su carácter, con periodistas como Jason Schreider afirmando que era muy querido dentro de la compañía, y que muchos de sus compañeros quedaron devastados con la noticia de su muerte, que llegó durante el 3 de febrero de 2021.
Phil Spencer, cabeza de Xbox, y Satya Nadella, CEO de Microsoft también han lamentado públicamente la muerte de Robert A. Altman, al que califican de icono de la industria, además de amigo. Por supuesto, su impronta es casi invisible en los juegos del estudio, pero no por ello deja de ser menos importante, y en la carta publicada por Bethesda se deja una demostración de por qué era querido: durante la pandemia mandó todas las semanas emails a sus empleados en los que destacaba el carácter humano de este hombre de negocios, buscando animar siempre a su co-trabajadores. Estos son los detalles que definen una personalidad y de los mejores líderes, empatía.
Robert murió a la edad de 73 años, dejando a su paso un imperio llamado Zenimax Media, además de a su mujer, Lynda Carter (la Wonder Woman de la serie televisiva original), y dos hijos, James and Jessica Altman. James trabaja en Bethesda Softworks, subsidiaria de Zenimax, como Director of Publishing Operations.
Descanse en paz.