Desde hace ya unos años se suele ver como a cada situación rocambolesca que vemos, hay un capítulo o escena de los Simpsons que ya acertó que iba a pasar. Parte de esto es que todos hemos visto los Simpsons y nos vemos reflejados, parte que Matt Groening creó una serie mordaz y que afinaba mucho el tiro (especialmente en las primeras temporadas) y una última parte que el mundo y su deriva ha superado a una serie de animación satírica.
Sin embargo, cuando se habla de creadores que han acertado con sus postulados sobre los tiempos que vivimos, siempre recurrimos a la literatura cyberpunk o a los productos audiovisuales distópicos/post-apocalípticos. Pero si algo nos ha demostrado el año 2020 es que el director de videojuegos Hideo Kojima tenía razón. (Contiene spoilers de Metal Gear Solid 2 y Metal Gear Solid V).
El discurso sobre la posverdad y las fake news que no quisimos escuchar
Hace unas semanas vivimos como una turba de manifestantes asaltaban el Capitolio de Estados Unidos tras la fuerte campaña contra las elecciones democráticas realizadas a finales de año en el país norteamericano. El ya ex-presidente Donald Trump alentó a las masas que él mismo había radicalizado gracias a sus 22000 mentiras (sí, el Washington Post las contó), incluso perdiendo todas y cada una de sus impugnaciones electorales por falta de pruebas. Por si esto fuera poco, en medio de una pandemia estamos viendo a negacionistas de los virus, las vacunas e incluso de la realidad misma.
Al final de Metal Gear Solid 2, una llamada recibida por Raiden nos suelta un discurso profundísimo sobre Internet y cómo la verdad no importará porque estará ocultada tras una enorme capa de medias verdades o directamente mentiras. Metal Gear Solid 2 es un juego de 2001, un momento sin redes sociales o cámaras de eco como las actuales, y muchos éramos unos renacuajos que apenas nos enterábamos de nada. Pasados los años en los que decíamos que eran "fumadas de Kojima", sabemos que lo dicho en esa llamada de códec era más certero que los análisis de muchos expertos.
La enfermedad relacionada con el idioma hablado
Uno de los mayores golpes de efecto de Metal Gear Solid V es el momento en el que se nos revela que hay un parásito infectando a nuestro ejército. Los soldados que tanto nos ha costado conseguir mediante el sistema Fulton empiezan a caer víctimas de una patología desconocida. Poco a poco iremos conociendo más y sabremos que la culpa es de un parásito que se aloja en las cuerdas vocales del sujeto.
De por sí, el parásito no ataca, pero sí se activa cuando los soldados afectados hablan uno de los idiomas seleccionados. Además de ser una reflexión sobre la limpieza étnica y cultural que se sigue dando en no pocos lugares del planeta, con la pandemia de Coronavirus Kojima lo ha vuelto a hacer.
Según un estudio realizado en Japón, el idioma con el que se cante influye a la hora de generar gotículas de saliva, el principal vector de contagio de la COVID-19. El estudio constó de un italiano cantando la Traviata de Verdi, un alemán cantando el Himno de la alegría de Beethoven y un japonés cantando una canción popular. Italianos y alemanes generaron más del doble de partículas por minuto. El idioma, además de muchos otros factores culturales, podría explicar la cantidad de casos del virus en occidente con respecto a Asia.
De palos y cuerdas
Es más que conocido que Kojima basó Death Stranding en un brevísimo relato escrito por Kobo Abe en el cual se comentaba que los palos servían para defenderse de lo negativo y la cuerda para atraer lo positivo. El creador japonés cogió esto y lo tornó en mecánicas jugables. En los "palos" tenía experiencia tras tanto tiempo creando juegos militares, pero en las "cuerdas" apenas se ha rozado la superficie en el medio (un ejemplo sería la mecánica para agarrar la mano de Yorda en ICO).
Kojima estableció un sistema de cooperación en Death Stranding en el cual se generaban beneficios para todos los usuarios si estos colaboraban entre sí. Podías dejar tirolinas para los demás, recursos, e incluso construir carreteras por las que ir rapidísimo con los medios de transporte disponibles. En un mundo post-apocalíptico y asolado por terrores invisibles, la unión entre las personas es la herramienta que nos brinda el juego para superarlo; nada de héroes bendecidos al nacer.
Más allá de lo que dice esto sobre la deriva individualista que incluso hemos visto en redes sociales que se atreve a criminalizar el reparto de recursos, el acierto de Kojima aquí tiene que ponerse en suspense. No porque no tenga razón en que la colaboración es lo que nos ayudará en los momentos más oscuros, si no porque puede que no lleguemos a comprobarlo de forma práctica.