Para muchos, este pequeño indie de Tarsier Studios se ha convertido en uno de los mejores juegos de terror de todos los tiempos. En la primera entrega, lanzada allá por el 2017 (qué lejano suena eso después del horrible 2020 que hemos pasado), controlábamos a Six durante toda la aventura. Un personaje que debía avanzar, bajo nuestras órdenes, por una serie de niveles planteados cada uno como algo casi totalmente independiente el uno del otro (por temática, por la caracterización artística, etc) y con espíritu de tren de la bruja unido al concepto del plataformeo y los puzles. En sí misma, la esencia del juego era muy simple, pero esa sencillez era (y es) la que hace que Little Nightmares se sienta tan bien y pueda conectar con tanta facilidad con sus jugadores. Además, eso permite al estudio responsable de la obra poder centrarse mucho en ese apartado artístico tan cuidado.
Después de que se nos hiciera la boca agua tras ver todos y cada uno de los tráilers presentados de Little Nightmares 2, ahora, por fin hemos podido probarlo y ya podemos confirmar que Kojima no es el único que puede lucir la frase “lo ha vuelto a hacer” en redes sociales y en todos y cada uno de los análisis de sus juegos. Tarsier Studios también lo ha vuelto a hacer y, de hecho, ha superado con creces el trabajo realizado con la primera entrega, que ya es mucho decir. Transformar un juego indie en una verdadera sensación y convertirse en uno de los estandartes principales de un género, existiendo algunos juegos AAA con los que apenas puede competir en presupuesto, es una hazaña al alcance de muy poquitos.
En Little Nightmares 2 pasamos a controlar a Mono, el protagonsita de la historia que estará acompañado en (casi) todo momento por Six, el personaje principal de la anterior entrega que ya hemos mencionado. Si bien Six parecía inspirado, de forma evidente, por el personaje de Georgie de IT (Stephen King), Tarsier Studios parece haber ampliado miras y echado el ojo a uno de los “monstruos” nacionales más conocidos del mundo gracias a J.A. Bayona. Nos referimos, claro, al personaje encapuchado que persigue a Belén Rueda en El Orfanato hasta el último minuto de metraje.
El objetivo aquí de Tarsier Studios es mucho más ambicioso que el de la primera entrega, ya que si bien aquella era simplemente una sucesión de niveles en los que, prácticamente, había que hacer constantemente lo mismo, en Little Nightmares 2 lo que se busca es una aventura terrorífica mucho más abierta. Aquí sí hay cierta continuidad entre los recorridos que vamos atravesando y estos están ligados con mucho más sentido para la trama (por muy secundaria que pueda parecer). En ese sentido, la secuela funciona mucho mejor por el hecho de que va trasladando al jugador por una serie de ambientes extremadamente distintos (un bosque oscuro, una casa “abandonada”, una cabaña, túneles secretos...) y cada uno de ellos está dotado de una serie de representaciones horríficas que mantienen la esencia de tren de la bruja que, eso sí, tan bien caló en la la obra protagonizada por Six.
Y os podemos asegurar que todos y cada uno de los escenarios nuevos por los que debemos pasar luce a las mil maravillas, pero muchísimo mejor que el Little Nightmares de 2017. Ya no solo es que Tarsier Studios haya querido “evolucionar” en lo que respecta a la construcción artística de cada nivel e incluso en el ámbito argumental, sino que ha pulido cada escenario para que nos quedemos embobados con la iluminación y detalles que, en principio, serían más propios de otro tipo de producciones. Esto lo habréis escuchado ya en cualquier parte y con otros videojuegos, pero de verdad que dan ganas de estar haciendo capturas sin parar por el increíble de detallismo que luce el juego.
En lo que respecta a la jugabilidad, lo cierto es que Tarsier Studios ha mantenido todo lo bueno del juego de Six y lo ha ampliado. Si hay algo que funciona, es mejor no tocarlo. Ahora, como bien se vino anunciando desde un principio, la aventura de plantea como una experiencia cooperativa en muchos de sus niveles. Mono, termina reuniéndose con Six y ambos, de la mano, se embarcan en esta aventura repleta de todo tipo de pesadillas.
Las mecánicas siguen siendo las mismas de siempre: correr, saltar, agacharse, recoger un objeto determinado en un momento clave... Solo que ahora eso hay que plantearlo muchas veces con dos personajes en el escenario y no con uno. Pero, además, Little Nightmares 2 se permite el lujo de ser un poco más agresivo y añade funciones de “golpes”. Hasta ahora, lo único que podíamos hacer en LN era lo que os hemos mencionado: saltar de un lugar a otro o escondernos. Pero en esta secuela, Tarsier Studios implementa, sin pasarse de la raya, por supuesto, la posibilidad de romper cosas a golpes o machacar lo que se nos cruce por delante siempre que sea menester. No es que ahora el juego sea un hack and slash ni nada por el estilo, de hecho en la mayoría de las veces solo rompemos objetos puntuales, pero le da cierta variedad al gameplay que es como un soplo de aire fresco.
La dificultad de los puzles continúa siendo más o menos la misma. A poco que exploremos un poco cada nivel y cada secuencia, podemos dar con la solución con cierta facilidad. Lo único que hay que tener en cuenta ahora es ese factor cooperativo. Solo habrá que acostumbrarse durante los primeros compases del juego a tener que idear planes con dos personajes en vez de uno.
Las sensaciones, en resumidas cuentas, que nos deja Little Nightmares 2 son de lo más positivas. Sabíamos a lo que nos enfrentábamos y teníamos ganas de repetir la experiencia que nos proporcionó el primer juego, pero jamás habríamos imaginado que nos dejaría con tantas ganas de continuar jugando y seguir descubriendo esta aventura de Mono y Six. Nos toca esperar hasta el 11 de febrero, que será cuando se lance el juego para Nintendo Switch, PC, PS4 y Xbox One de forma oficial.