Desde el lanzamiento de Warzone en el pasado mes de marzo, había una duda que intrigaba a los jugadores. Siendo la franquicia Call of Duty una de las que se renueva cada año, la duda giraba en torno a cuál sería el futuro del battle royale cuando la nueva entrega de la franquicia llegara cada año. Una inquietud que dejó paso al hype y que ha acabado volviéndose en contra de Activision por la dudosa gestión que ha hecho de la nueva etapa del battle royale.
El comentario de un jugador, que ha sido apoyado de forma contundente por la comunidad, señala que la entrada de Black Ops Cold War en Warzone ha sido de todo menos fructífera. Según sus palabras, las nuevas armas y los bugs están arruinando por completo las partidas y han acabado con la diversión del juego. Un problema principalmente causado por la DMR 14 y su dominio completo del metajuego que llega cuando el monopolio del resto de armas se había acabado.
La situación estaría también agravada por algunos cambios en el sistema de loot y en la jugabilidad que no han acabado de entrar de todo bien al juego. Una serie de modificaciones para Warzone que, en el mejor de los casos, se ha quedado a medias tratando de convencer a todo el mundo sin ser capaz de contentar a los fans de Call of Duty: Black Ops Cold War ni a los amantes de la jugabilidad al estilo Modern Warfare. Algo que debería resolverse en futuros parches que, sin embargo, algunos no están dispuestos a esperar.
Activision ha sido víctima de su elevadísima cadencia de lanzamientos. La decisión de combinar el éxito de Warzone con un nuevo estreno en la franquicia se ha quedado entre dos aguas y no habrá transición completa hasta marzo, momento en el que sabremos algo más del futuro del juego. La elección de mantener las armas parece imposible a largo plazo, y más vale que para entonces las ideas estén claras y el battle royale 100% preparado.