Anoche se terminó la temporada competitiva en el League of Legends español. Vodafone Giants termina uno de los años más complejos de su historia sumando su segundo título tras la victoria en la temporada de primavera de la Superliga Orange. La Iberian Cup ha puesto punto y final a una temporada muy larga; y ha sido un punto y final realmente impresionante en forma de reverse sweep.
Vodafone Giants, a través de su tirador Amadeu "Attila" Carvalho, prometió ganar todo este año; el objetivo eran las cinco copas. Tras empezar con buen pie durante la temporada de primavera, pronto se torció la cosa con una salida en grupos del European Masters de primavera, otra en cuartos durante verano y una derrota en las semifinales SLO de verano contra G2 Arctic. Anoche tiraron de orgullo para terminar con una nota positiva un año muy complejo.
La Iberian Cup es un torneo muy complejo de encajar en el calendario. Tras un año 2019 en el que la competición fue criticada por estar en medio de un mercado de fichajes, esta temporada se ha adelantado para sortear este problema; pero a cambio de jugarse en el parche inmediatamente anterior a la pretemporada. Este hecho ha restado algo de interés para el espectador neutral o casual, que quizás quisiera ver torneos con el espectáculo y la impredecibilidad de los nuevos objetos.
A esto hay que sumar la presencia de equipos portugueses y de dos invitados procedentes de clasificatorios como Movistar Riders Academy y SLO Rejects, necesitando de muchos partidos hasta que se filtrasen los mejores clubes de entre todos los citados. Por ello, el torneo ha ido de menos a más, desembocando en unas semifinales por todo lo alto que nos deparó una final entre dos de los mejores equipos de España como son G2 Arctic y Vodafone Giants.
Los lobos llegan de un año de crecimiento extremo en el que han pasado de ser un equipo repleto de rookies, a jugar una final de SLO y un European Masters en el que han sido eliminados por uno de los finalistas como ha sido GamerLegion. Y además de esto, golpearon primero en la final.
G2 Arctic se repuso a un Giants dominante en la zona inferior del mapa que logró un rapidísimo alma de océano. Los lobos tuvieron una dupla Freskowy y Supa realmente sobresalientes, así como un Oscarinin con Gangplank, con la que sacaron victorias en las peleas por simple aplastamiento. En el segundo mapa apostaron por Samira, uno de los nuevos campeones disponibles en esta competición, y demostraron porqué debería estar bloqueado con 3 asesinatos en 5 minutos de partida. 2-0 y un Giants contra las cuerdas.
Fue entonces cuando comenzó la fiesta de las chapitas. G2 Arctic, sabedores de estar muy por delante en esta final, empezaron a usar esta forma de provocación con sus rivales. Pero si hay un jugador con orgullo en League of Legends es Attila. El luso, tras un año complicado en el que ha sido el objeto de mofa de los haters de Giants y quienes se divierten tirando de hemeroteca. Attila sabe como funciona el negocio del trashtalk, hay que saber golpear, pero también ser duro a la hora de encajar. Esa es la ley.
En el tercer mapa fue fundamental en la pelea decisiva manteniendo las distancias y aplicando daño con Ashe, en el cuarto se jugó una Tristana que al minuto 19 contaba con 5 asesinatos y tuvo un escalado muy cómodo, mientras en el quinto y definitivo fue con Twitch con quien llevó la batuta de una enorme paliza por parte de los gigantes. La final online no nos permitió presenciar los gritos y celebraciones de un Vodafone Giants que despide el año con una victoria dulce, pero que no deja de ser un gran postre en un menú mejorable.
Attila llegó a Giants a finales de 2019, tras una etapa en LEC que terminó mal, pero como piedra angular de un proyecto optaba a todo. Como si fuera Michael Jordan tomándose personal una simple mirada, Attila vio pasar este funesto 2020 delante de sus ojos y supo que estaba a los mandos; supo que no podía cambiar el pasado, pero sí el futuro. Y eso es lo que hizo.