El año 2020 nos ha puesto a prueba. El terror tiene un sentido diferente. Nada es igual, y nadie es igual. Nosotros hemos tenido que superar que lo que teníamos por obras de ficción, se hiciese realidad. Pero ha ocurrido. El horror ha llegado, y nosotros tenemos que superarlo. Miles de muertos, temores, situaciones. Por tanto, se lo hemos puesto muy difícil a la ficción. ¿Cómo lo hacemos? ¿Sigue siendo The Last of Us un ejemplo? No, lo hemos superado. ¿Resident Evil? Es una ficción casi de segundo orden. Tenemos confinamientos perimetrales. Tenemos plagas. Tenemos una pandemia. Tenemos la vida cambiada para siempre. Bienvenidos al año en el que todo requiere ser más retorcido. Más impresionante. Más, si cabe, desagradable. Tensamos la cuerda para esta Víspera de Todos los Santos y nos volvemos más viscerales que nunca. Porque por una vez, la realidad ha superado la ficción, así que habrá que ir un paso más allá.
Es por eso que este año empezamos hablando, nada menos que de Blasphemous. El juego que se atrevió con la mitología de la Semana Santa y la cultura sevillana y también andaluza en general. Además de ser “un Dark Souls en 2D”, forma bastante sencilla y nada detallada de tratar al hack´n slash en cuestión, se ha convertido en un paradigma de la reutilización de imágenes religiosas que son llevadas al límite de la compresión. Y todo esto, encima, sin siquiera caer en el insulto o el desagravio, ya que es tratado con una sorprendente delicadeza a la hora de nombrar a los enemigos. Blasphemous tiene algunos de los enemigos más bestiales que vamos a ver, con lo que parecería un niño Jesús ensangrentado, con representaciones de penitentes que se vuelven horribles enemigos, con desagradables versiones de edificios que se conocen (conocemos, si me permitís la especificación) en el sur y con una sensación apocalíptica que nos hace sentirnos en una realidad mucho peor y más diabólica de lo que hemos sentido en mucho, mucho tiempo.
Pero hablando de estos elementos, el siguiente juego que os vamos a recomendar no es ni una aventura de terror. Dead Synchronicity: Tomorrow Comes Today es el juego que parece reflejar los deprimentes días posteriores a un evento mundial que ha cambiado todo para siempre. Sí, os estamos hablando de un producto que parezca el postre de una pandemia. Un juego de colores apagados, figuras deprimentes, conversaciones oscuras y de desesperanza. Y probablemente, esa palabra sea una de las más aterradoras cuando no sabemos qué va a pasar con nosotros, con nuestra libertad, los países, la economía. El tiempo parece haberse roto desde marzo, y por tanto, nosotros también. Si le echáis un ojo a Dead Synchronicity no tendréis miedo. Pero sí una horrible sensación de estar viendo una evolución desastrosa de un mundo que se desmorona por momentos. Y eso, amigos, da bastante más miedo que un zombi, o que un infectado. Además, de estos, ya tenemos.
Además, de repente somos unos expertos en estar en casa, básicamente porque no nos dejan salir. Estar confinado es de por sí una jodienda buena, pero si además resulta que nuestra casa, que debería ser el lugar en el que nos sentimos a salvo, se convierte en el lugar más tenebroso, mal. Pero muy mal. Y de hecho, hay un juego que ha conseguido unas cotas de realismo y a la vez de retorcimiento mental que no se nos va a olvidar en bastante tiempo. Y aún a riesgo de que este texto parezca un recopilatorio específicamente indie, os vamos a hablar de Visage. Una aventura, porque de hecho no llega a ser como tal un título normal. Pero sí, una aventura en la que una casa, bastante realista, se convierte en un nido de horrores, con además unos puzzles complicados y cargados de un punto siempre de delicadeza que hacen que realmente pensemos que la situación podría arrancar desde lo más cotidiano. Y de eso, señores, tenemos un rato largo…
Y por último, una mención a una saga que juega con nosotros desde hace años, pero de la que en esta ocasión vamos a evocar específicamente la cuarta entrega. Ahora le tenemos miedo a tener que quedarnos en casa, ¿verdad? Silent Hill 4: The Room nos “ofrecía” un retorcido encierro en una habitación que se torna peor por momentos, con Poltergeist y con túneles que cortan el espacio tiempo tal como lo conocemos. Aperturas a mundos llenos de horror en los que las imágenes cotidianas desaparecen y en su lugar todo se vuelve un espanto absoluto. Una suerte de pesadillas trasnochadas con toques que rozan lo psicotrópico que, cuando acaban, nos devuelven a nuestra habitación. Y eso, señores, se parece muchísimo al año 2020 en algunos sentidos.
Os deseamos un Halloween diferente, uno en el que vayáis más allá de recordar a Edgar Allan Poe, uno en el que no todo sean calabazas o ver a chavalines intentando simular el “truco o trato”. Uno en el que penséis que toda ficción ya ha sido superada, y que ahora tenemos que ir un paso más allá. Porque este año, damas y caballeros, hemos superado la ficción.