Si hubo un año en el que los aficionados realmente perdieron la ilusión durante los Worlds de League of Legends, ese es sin duda 2015. Fnatic y Origen llegaron a la competición escoltados por H2K en una temporada en el que la moral estaba por las nubes. El conjunto británico venía de ganar la LCS con un marcador de 18-0 y le acompañaba el club de xPeke, que confirmaba su irrupción meteórica en la élite llegando al mundial a la primera oportunidad.
Sin embargo, los rivales no eran ni mucho menos asequibles. Corea volvía a llegar en su mejor nivel con un Faker que se reincorporaba al campeonato mundial tras perderse la cita de 2014. También KOO Tigers debutaba en el escenario internacional con un quinteto de ensueño en el que Smeb, PraY y Gorilla eran capaces de destacar sobre todos los demás. La narrativa invitaba a pensar en una lucha entre coreanos y el sorteo quiso hacer que tuviera lugar en la final.
Después de un 2014 trágico en el que ningún equipo europeo fue capaz de pasar de fase de grupos, la región volvía al ruedo solo para que tanto Fnatic como Origen se chocaran con un rival de categoría en las semifinales. Un sorteo algo desafortunado que privó a Europa de haber colado al menos un equipo en la final, pero que garantizó que eran los dos mejores equipos los que se colaban en el partido decisivo.
Una vez llegados allí, hubo poca historia. Faker y compañía fueron capaces de volver a imponer su ritmo para ganar la competición. La Copa del Invocador la levantaron ganando todos los mapas disputados en el torneo a excepción de uno que cedieron ante sus compatriotas en la propia final del mundial. Un 15-1 final que acabó con SK Telecom convirtiéndose en el primer equipo de la historia en ganar dos títulos del mundo, un honor que como jugadores también tuvieron Faker y Bengi. La repetición de lo que acabó convirtiéndose en un día de la marmota.