Aunque hoy en día miramos a Riot Games como una de las gigantes del mundo del videojuego gracias al éxito de League of Legends, lo cierto es que no siempre fue así. Por muchas bromas que hagamos sobre que se trata de una desarrolladora independiente, los comienzos fueron muy duros y el juego no estaba ni mucho menos tan pulido como ahora. Todo era peor, desde el código hasta los diseños artísticos. Algo que en la década de vida de la compañía ha cambiado sobremanera.
Sin embargo, desde la desarrolladora nunca han tratado de esconderlo. Es, prácticamente, una reivindicación táctica de cómo han sido capaces de mejorar en todo este tiempo. Seguir, en definitiva, la leyenda de ese hombre forjado a sí mismo que comenzó atornillando componentes en un garaje y consiguió formar una empresa millonaria que acabó vendiendo ordenadores en todo el mundo.
En la última cinemática de League of Legends: Wild Rift con la que se presenta la beta abierta del juego, hay uno de estos momentos donde Riot Games mira hacia su pasado para dejar ver cuánto han cambiado las cosas. Apenas unos cuantos fotogramas del metraje total en el que aparece Lux caminando por los muros de lo que parece ser una zona estrecha y que sirve como referencia al retrato original de la campeona.
Riot Games nunca ha tenido inconvenientes en mirar hacia atrás. League of Legends tiene un pasado al que no hay que ver con arrepentimiento, si no como superación. La desarrolladora está tocando techo y pese a que el MOBA de PC tiene algún que otro problema, en los últimos meses han sido capaces de sacar adelante varios títulos entre los que se incluye Wild Rift. Posiblemente las circunstancias más adversas de la historia para empezar una expansión de la que finalmente han salido relativamente exitosos.