La espera de meses para saber más sobre PS5 ha merecido la pena. Ya conocemos todos los detalles que necesitábamos saber acerca de la consola. Sin embargo, ha habido un par de malas noticias que han generado algo de descontento en la comunidad de los actuales y futuros usuarios de los sistemas de sobremesa de Sony.
La primera mala noticia fue el aumento del precio de los juegos. Muchos títulos partirán con un precio de lanzamiento de nada menos que 79,99€ que es especialmente doloroso. El otro hecho desafortunado, que llega camuflado entre la confirmación de que PS5 si será retrocompatible con su predecesora, es que precisamente ahí se acaba la retrocompatiblidad.
Ningún juego de las tres primeras PlayStation podrá jugarse de lanzamiento en PS5. Ninguno de los dos modelos ofrecerá soporte a esta opción. Podría llegar en algún momento después del lanzamiento mediante una actualización, pero esto se trata de una última esperanza y no es ni mucho menos algo que esté confirmado o Sony haya mencionado como una posible realidad.
Aunque la retrocompatibilidad es una de las funcionalidades más deseadas por los usuarios de consola, lo cierto es que no parece haber demasiado interés por parte de Sony. Es, probablemente una de las asignaturas pendientes de la desarrolladora y en la que Xbox le ha ido comiendo más terreno. Eso sin contar, claro, el universo del PC en el que prácticamente cualquier juego es accesible, aunque en algunos casos puede ser algo laborioso encontrar la configuración que funcione.
En cualquier caso y pese a las dudas surgidas sobre la retrocompatibilidad de PS5, el CEO de Sony insiste en que el 99% de los juegos de PlayStation 4 se podrán jugar en PS5. Esta funcionalidad será independiente de los juegos de PS Plus Collection. El servicio de suscripción ofrecerá experiencias complementarias, pero no será la única alternativa para disfrutar la retrocompatibilidad.