G2 Esports ha vuelto a proclamarse como campeón de Europa en una nueva temporada de LEC tras derrotar por tres mapas a cero a Fnatic. Como en primavera, había dudas razonables sobre el posible rendimiento de los samuráis. Se hablaba mucho del nivel de Perkz o los problemas del cambio de metajuego para Jankos. También se discutía la temporada más discreta de Wunder o Mikyx. Solo al pronunciar el nombre de Caps se podían silenciar unas críticas más que legítimas.
El mid laner danés ha sabido rendir a un nivel excepcional durante la serie. Siempre ha sido el gran protagonista de los encuentros de G2 Esports y, junto a su inseparable Perkz, el jugador más querido de la plantilla por los aficionados. No se puede culpar a los hinchas del equipo de rendirse ante el desparpajo y el talento mecánico del mejor mid laner de la historia de la región.
Pese a todo, lo cierto es que el espectáculo no siempre se sirve debajo de los focos. Cualquier aficionado al fútbol pierde la cabeza con los grandes delanteros de tiempos presentes y pasados. La punta de lanza de los equipos es la que normalmente nos permite celebrar un tanto que acerque a nuestro club al objetivo. Sin embargo, es el trabajo menos vistoso el que permite a los de arriba nutrirse de balones y despreocupar su espalda.
En el caso del Manchester City de Guardiola, hasta esa temporada había una pieza clave para el técnico: Fernandinho. Aunque su nombre sugiere un delantero goleador que derrocha samba, la definición que más se adapta para él es la de mediocentro tosco. Un jugador más valorado por los expertos que por el público cuya ausencia se notó como ninguna a lo largo del presente curso futbolístico.
Para los menos curtidos en materia de análisis se suele hablar de estos hombres como el pegamento del equipo. Actores secundarios que dotan de sentido al conjunto y lo convierten en mucho más que la suma de una serie de partes inconexas.
Si en esta última final G2 Esports ha sido capaz de levantar un nuevo título europeo ante Fnatic no es solo gracias a los fuegos y artificios de un Caps al que ya hemos definido como falso delantero. Todo el conjunto ha sido capaz de estar a la altura y, en buena medida, ha sido culpa de Jankos.
El jungler de G2 Esports siempre es uno de los discutidos cuando las cosas no marchan en la disciplina de Ocelote. Sin embargo, el polaco ha sabido expresar su rechazo frontal al metajuego de la jungla y dotar de una libertad insólita al resto de los jugadores del equipo.
Con Shen, tanto él como Grabbz fueron capaces de decantar la primera partida desde la fase de selección de campeones. La sinergia con la Camille de Wunder vinieron acompañadas de incursiones ofensivas y defensivas con las que poner al equipo en una situación favorable ejerciendo un rol de apoyo.
El planteamiento forzó a Fnatic a realizar el veto a lo largo de las dos próximas partidas de la serie. Aunque necesario, resultó tremendamente ineficiente si tenemos en cuenta que las funciones de Jankos como todocampista estuvieron lejos de acabar con la desaparición de Shen de la Grieta del Invocador.
El jugador polaco fue capaz de cerrar tres partidas para enmarcar y firmar un KDA de 12,25 que acompañó de una presencia notable en los asesinatos del equipo y mostró solvencia. Ni luces ni artificios, pero sí un nivel que habilitó a G2 Esports a llevarse su cuarto título consecutivo.
Como fuera, los samuráis han sido capaces de certificar su monopolio. En el trofeo solo hay un nombre impreso en tantas ocasiones como ediciones ha tenido la LEC desde su comienzo como heredera de la LCS EU. Digerir la realidad puede hacerse complicado, pero la frase “G2 Esports es campeón de Europa” ha sido cierta en ocho de las diez ocasiones que el equipo ha disputado la máxima competición continental.
Por delante quedan unos Worlds 2020 en el que no esperamos tantas alegrías como antaño. La otra gran conclusión de la final es que todos los representantes de nuestra región van a necesitar crecer durante la fase de grupos y el play-in si quieren estar a la altura. Aun así, todavía hay que digerir este último capítulo de competición regional antes de pensar en la gran cita que cerrará la competición de un año complicado.