Cuando hay un cambio de generación, los usuarios solemos esperar un salto a nivel técnico que justifique dar el salto a las nuevas máquinas, valga la redundancia. De momento, no podemos decir que hayamos visto un juego de PS5 o Xbox Series X que nos haga echarnos las manos a la cabeza. Algo que sí había pasado en otras generaciones con títulos como Killzone Shadowfall o Ryse Son of Rome, prodigios técnicos de estreno en PS4 y Xbox One.
Estamos viendo que los juegos presentados para las nuevas plataformas no superan -al menos a golpe de gameplay- lo mostrado por juegos como The Last of Us 2 a nivel técnico. Eso hace que mucha gente se pregunta si merece la pena cambiar de generación. Ryan McCaffrey, periodista de IGN, tiene claro que los juegos de PS4 y Xnox One son los culpables y que están frenando a los desarrolladores para que muestren realmente de lo que son capaces PS5 y Xbox Series X.
"Puede que tenga sentido para algunos juegos, pero no para producciones de gran presupuesto vendedoras de sistemas AAA", afirma McCaffrey, refiriéndose a que deberían llegar lo antes posible lanzamientos desarrollados de forma específica para las nuevas consolas, dejando a un lado las máquinas actuales. Así, el rendimiento sería mucho mejor de lo que hemos visto hasta ahora y no quedaría lastrado por un desarrollo intergeneracional que haga que no se destinen todos los recursos a las consolas del futuro.
Aquí entra en juego la estrategia comercial. Destinar recursos para un AAA de lanzamiento en las nuevas consolas puede suponer un tiro en el pie, ya que el parque de máquinas no será muy grande y el rebote económico, por tanto, puede no justificar la inversión. Por eso, y para no descuidar a los millones de jugadores con las consolas actuales, se apuesta por los desarrollos intergeneracionales. Y así será, probablemente, durante el primer año de vida de PS5 y Series X.
Lo que dice McCaffrey puede resultar una obviedad, pero es lógico que los estudios third-party no quieran destinar todos sus esfuerzos a un sistema todavía por nacer. Por eso, juegos como Cyberpunk 2077 o Assassin's Creed Valhalla van a ser intergeneracionales. Caso distinto puede ser el de Halo Infinite, juego de la propia Microsoft y que debe erigirse como el buque insignia de Xbox Series X. Ante el nivel técnico mostrado en su primer gameplay, las últimas informaciones apuntan a que quizás se convierta en un desarrollo exclusivo de la nueva consola de la empresa de Redmond.