La generación de actuales consolas de sobremesa está a punto de terminar y todos recordaremos a los Gears, God of War, Spider-Man o The Last of Us, pero quizás no tanto a esos juegos probaron unos pocos y que a pesar de gustar, no acabaron de seducir al gran público. Hoy repasamos títulos que merecieron más éxito en PS4 y Xbox One, joyas ocultas que el paso del tiempo no debería enterrar.
The Evil Within 2
El primer The Evil Within contaba con el genio del survival horror Shinji Mikami a los mandos, y cumplía con la promesa de hacer que lo pasásemos mal, pero tenía problemas con la dificultad que eran un obstáculo más que una feature para agobiarnos. Cuando supimos que The Evil Within 2 no iba a estar a cargo del creativo japonés, nos echamos a temblar, pero había curiosidad por como afectaría una dirección occidental a una historia con tantos tintes asiáticos en sus mecánicas y narrativa.
John Johanas y Tango Gameworks nos sorprendieron en 2017 con un título ambicioso, pero que no olvidaba de donde venía. Tenía en cuenta la historia del primero, a la vez que le daba una vuelta de tuerca a la misma y apostaba por entornos más abiertos señal de lo que ha sido común durante la generación. Beber café tras acabar con estas bestias, decidir si te merece la pena limpiar según que zonas para conseguir objetos e incluso luchar contra unos enemigos muy reconocibles eran partes de un título bastante bueno.
Sebastián Castellanos es un personaje que no se olvida fácilmente. Cumple el estereotipo de policía atormentado por su pasado, pero cuenta con una personalidad muy marcada y un carisma que se aprecia en los momentos más intimistas como, insistimos, esa tacita de café.
Prey
Aunque la crítica lo puso por las nubes, sus ventas no fueron una locura. Y es una verdadera pena porque este título de Arkane fue un auténtico pelotazo. Tras una intro fabulosa, descubríamos que estábamos siendo manipulado y que en absoluto estábamos en nuestra casa, si no que vivíamos en un entorno simulado de una estación espacial. Hubiéramos seguido con las directrices de los científicos liderados por nuestro hermano, de no ser por una invasión de alienígenas que se parecen bastante al simbionte Venom.
Estos enemigos pueden metamorfosearse en casi cualquier cosa del escenario, pudiendo darnos más de un susto y generando una vuelta de tuerca a un gameplay centrado en rebuscar recursos por todo el escenario, ya que esa taza puede ser un alien agazapado. Bueno, y el giro final es cuando empiezas a poder hacerte con poderes de estos monstruos y eres tú el que te conviertes en taza.
En otro juego podría ser una tontería, pero aquí te permite saltar obstáculos y colarte por sitios, integrándose a la perfección con el género de los simuladores inmersivos. Bueno, y de la pistola GLOO, el mejor arma de la generación, podíamos estar hablando durante horas.
Deus Ex: Mankind Divided
Los simuladores inmersivos tuvieron en este Deus Ex a otro gran representante. Gran variedad de acciones, tiroteos muy mejorados desde el reboot y un mundo muy bien conseguido. Quizás esta Praga futurística no sea tan abierta como muchos quisieran, pero cuenta con tantos detalles y tantas cosas por hacer, que puede abrumar más que las llanuras que presentan otros juegos.
Las mejoras de Adam Jensen son en esta ocasión aún más imaginativas y, aparte de ganar fuerza para mover obstáculos o poder saltar más alto, cuentan con algunas cosillas más rococó. Eso sí, la esencia de estos juegos de robar a un vendedor de armas para venderle su propio material sigue estando presente y es de las cosas más divertidas que puedes hacer.
La realidad es que no fue un éxito en ventas, cuando le sobra calidad por los cuatro costados.
Sunset Overdrive
Vamos con un exclusivo de Xbox One como es el estreno en la generación de Imsoniac Games. Aunque luego se llevarían multitud de loas por el genial Ratchet & Clank de PS4 y el éxito comercial de Marvel's Spider-Man, fue en Xbox One y con Sunset Overdrive como comenzó este estudio la generación.
Quizás el escaso éxito de la máquina de Microsoft durante el arranque limitó la cantidad de gente que pudo probarlo, haciendo mella en sus potenciales compradores. Lo que está claro es que cuenta con un pretexto divertidísimo como es que haya zombies adictos a refrescos, unas mecánicas de juego basadas en grindear que ni Tony Hawk y unas armas descacharrantes.
A día de hoy está disponible en Game Pass, por lo que es más accesible que nunca. Si no sabéis a qué jugar, os recomendamos echarle el guante a un título que no es perfecto, pero que no se merece estar en el ostracismo.
Echo
Tras tanto juego "grande", quiero cerrar con un tema personal. Quizás no os suene Echo, ni su tristemente cerrada desarrolladora Ultra Ultra, pero os aseguro que es un videojuego que merece la pena. No es el mejor de la década, pero sí es uno que pasó desapercibido de manera injusta cuando trataba de hacer cosas distintas en el género del sigilo, uno que ha avanzado en jugabilidad una barbaridad a nivel jugable y de animaciones con Metal Gear Solid V y más recientemente The Last of Us: Parte 2, pero que tenía una idea muy interesante.
El propio juego sobre Big Boss tenía enemigos que aprendían de ti, poniéndose cascos si disparabas mucho a la cabeza; pero Echo llevaba esto un paso más allá. Cada nivel estaba repleto de copias tuyas, pero sin las habilidades como disparar, escalar o incluso correr. El título cuenta con un rápido ciclo de día-noche en el que durante el primer paso se registran todas estas acciones para que los clones las aprendan, mientras que en la breve noche nuestras acciones quedan impunes, concediéndonos una pequeña ventaja.
Nosotros somos la dificultad, y también una parte del puzle espaciotemporal que es en esencia todo juego de sigilo. Una joya oculta muy recomendable.