La administración Trump situó los videojuegos violentos en el foco de las críticas tras el tiroteo de El Paso, otro episodio de violencia racista con armas de fuego en Estados Unidos que provocó 22 muertos y 24 heridos. Muchos miran ahora a los shooters en primera persona, pero desde Activision han dicho que no se han recortado en violencia o brutalidad en la nueva entrega de Call of Duty: Modern Warfare.
La pregunta ha llegado por parte de un usuario en Twitter: "De acuerdo con algunas filtraciones, habéis tenido que cortar algo de brutalidad de la campaña para obtener una calificación por edades razonable, ¿es eso cierto?". La respuesta, de Taylor Kurosaki, directo narrativo de Activision, ha sido corta y breve, pero contundente: "No, no es cierto. Nada ha cambiado y no hemos censurado nada".
Una de las características de Call of Duty, incluyendo la nueva entrega Modern Warfare, así como casi cualquier shooter en primera persona de corte realista, es la apuesta por la crudeza y la cercanía con las experiencias que viven los soldados en las guerras. Este acercamiento ha provocado que muchos enarbolen su realismo como un catalizador que promueve la violencia en algunos individuos.
Las declaraciones desde la administración Trump fueron rapidamente desmentidas por un gráfico que situaba hasta nueve países, los que más gastan en videojuegos en el mundo, con unos ratios de violencia por armas de fuego ridiculamente inferiores a los registrados en Estados Unidos.
Sin embargo, las presiones desde algunos sectores han provocado que grandes cadenas como Wallmart optase por dejar de emitir anuncios de juegos calificados como "violentos". No obstante, dentro del propio supermercado seguía siendo posible adquirir un arma de fuego.