Hearthstone ha implementado el mayor cambio en su historia. Cenizas de Terrallende, la nueva expansión, ha sido un auténtico vendaval comandado por el Cazador de Demonios, la primera clase en sumarse a las nueve que llevamos jugando desde la salida del juego hace ya no pocos años. Quizás, por ello, estemos delante de la mayor prueba de fuego del título de cartas de Blizzard basado en el mundo de Warcraft.
El Cazador de Demonios estableció un nuevo orden durante sus primeras horas de vida tras la salida de la expansión este pasado martes 7 de abril, siendo la clase más popular de la historia del juego y presentando unos datos y estadísticas directamente absurdos. ¿Será un punto de inflexión Cenizas de Terrallende para Hearthstone?.
Que todo el mundo iba a probar esta nueva clase era algo más que obvio. Somos animales curiosos y el hype generado desde la comunidad hacia la primera nueva clase de un juego tan robusto a lo largo del tiempo como Hearthstone eran factores más que de sobra para que el Cazador de Demonios "lo petara".
Sin embargo, los fríos datos alertaban sobre otra situación bien distinta: Illidan y sus secuaces eran demasiado potentes. Eso era algo conocido en base al poder individual de las cartas que se le otorgaron al Cazador de Demonios. Un simple análisis en base al poder de sus esbirros y hechizos comparándolos con el coste y el efecto de las cartas "vanilla" o de referencia como las sempiternas cartas del mago como 'Yeti' o la 'Bola de Fuego', dejaba claro que había naipes demasiado potentes.
A eso había que sumarle el hecho de que el efecto Proscrito, el que refuerza el poder de las cartas que lo poseen si son usadas estando en cualquiera de los dos extremos de la mano, le daban un techo demasiado alto a la clase. Pero es que ese techo fue contar con las 14 mejores barajas tras unas horas de expansión, ser la única clase con un porcentaje de victoria por encima del 50% tanto en el formato estándar como en arenas, así como ostentar un porcentaje de victoria positivo contra las otras nueve clases de Hearthstone.
El metajuego en los videojuegos competitivos hace referencia a las mejores estrategias disponibles, y necesita tanto de la existencia de una posibilidad de optimización y un balance que permita que siempre haya respuestas dentro del título a una opción poderosa como de una comunidad dispuesta a experimentar y optimizar todos los parámetros para hacer evolucionar dicho meta.
En esta ocasión el meta era el Cazador de Demonios y sus cartas poderosas, pero no existían opciones para que la comunidad encontrara counters viables; se estaban estampando contra un muro. Por ello, Blizzard realizó uno de los ajustes de balance más rápidos de la historia del juego al bajar el poder de cuatro de las cartas más decisivas de la clase, en su parecer.
Esto abrió la puerta a que los jugadores sí tuvieran la oportunidad de refinar las estrategias de clases como Sacerdote, Druida o Brujo; que ya están dando con arquetipos que ostentan más de un 60% de victoria contra el Cazador de Demonios. Son barajas muy pesadas, con mucha limpieza de mesa y supervivencia y la posibilidad de ahogar a un Demon Hunter centrado en ser muy opresivo y ofensivo en los primeros turnos.
Esta es la belleza de Hearthstone, que a pesar de que se introduzca una alteración tan grande en su sistema como el Cazador de Demonios, sus bases son tan sólidas que poco a poco va alcanzando un nuevo equilibrio; como si se tratase de un péndulo que va perdiendo la energía hasta quedarse en estado de reposo. Eso sí, puede ser que algunas de las barajas no sean demasiado divertidas.
El que haya que vender el alma al diablo del value para poder vencer al ofensivo Cazador de Demonios obliga a que haya enfrentamientos de barajas demasiado especuladoras. Un ejemplo de esto es el Sacerdote Rez, o resurrección, que se basa en volver a la vida a súbditos muy poderosos.
Analizar una expansión de Hearthstone es muy complicado, ya que necesita del papel de los jugadores para establecer su metajuego, las cartas que son verdaderamente fuertes y las mejores estrategias tanto en Ladder como en formatos competitivos. Sin embargo, Cenizas de Terrallende está siendo una experiencia tan extraña de vivir como refrescante para quienes llevamos años echando unas cartas en la taberna de Hearthstone.