Borderlands 3 fue un éxito de ventas tanto en consolas como en PC. El título de Gearbox todavía tiene pendiente su lanzamiento en Steam, pero ha conseguido beneficios suficientes como para que 2K la describiera como una marca global de valor superior a mil millones de dólares. El juego mantiene el espíritu gamberro y lleno de referencias de sus predecesores, pero esta vez la desarrolladora ha ido demasiado lejos.
Según informa Kotaku, Gearbox paga sueldos que están por debajo de la media de lo que suelen cobrar los desarrolladores, pero a cambio hay una suculenta premisa: parte de los beneficios se reparten entre los trabajadores implicados en el título. Incluso suelen poner el ejemplo del equipo que trabajó en Borderlands 2, en el que algunos se llevaron dinero suficiente como para comprar una casa.
El sistema de reparto suele ser 60% para la empresa y 40% entre sus trabajadores. Sin embargo, esta vez no será así. Aunque Gearbox prometió recompensas de seis cifras a algunos de los miembros del equipo tras el lanzamiento de Borderlands 3, no parece que vayan a cumplir. Así se lo habrían notificado a los trabajadores de la compañía presentes en la reunión en la que se informó de la situación. Además, habrían invitado a dejar Gearbox a todo aquel que estuviera disconforme.
La empresa, que ha respondido a Kotaku cuando estos les dieron la oportunidad de réplica, sacó pecho por su sistema de bonificaciones y presumió de haber “repartido más de 100 millones entre sus trabajadores” desde que llevan a cabo esta práctica.
Los trabajadores se mostraron tremendamente disconformes e incluso amenazaron con un éxodo masivo en un futuro cercano. La industria del videojuego sufre problemas con los desarrolladores que la sustentan de forma más habitual a la que estamos dispuestos a admitir. Las largas jornadas laborales, el Crunch y las promesas incumplidas deben de ser un aspecto que solucionar con la máxima urgencia.