Cuando se habla de las cifras multimillonarias de ventas en el sector de los videojuegos, es necesario contextualizar que Grand Theft Auto V lleva no pocos años liderando estadísticas de los más vendidos, al igual que FIFA, y que en las fechas Navideñas, la nueva entrega de Just Dance para Wii (sí, la vieja) suele colarse en estos puestos de privilegio.
Steam tiene más de 30.000 juegos, con un ritmo de crecimiento casi exponencial desde sus comienzos. El pastel de los videojuegos es muy grande, pero también lo son los pedazos en los que se corta. Un juego indie puede estar moderadamente contento con un puñado de miles de copias, pero la industria del Triple A dominada por los grandes estudios no se puede permitir estos fracasos tan grandes.
Battleborn
Borderlands 2 fue un auténtico éxito para Gearbox Software y para el carismático mago y desarrollador de videojuegos Randy Pitchford. Tanto, que dos años después de su salida en 2012 pudieron anunciar una nueva propiedad intelectual: Battleborn. Se trataba de un hero-shooter con modo historia cooperativo que no destacaba ni en este apartado ni en su vertiente competitiva.
Aunque el clavo más grande en su ataúd fue salir tres semanas antes que Overwatch, el juego que recogió a todo el público interesado en este género. Claro que Battleborn tenía sus particularidades, pero a todas luces eran casi hasta perjudiciales con respecto a su competidor.
Las ventas iniciales fueron similares al primer Borderlands, pero tan pronto aparecieron Tracer y compañía, Battleborn cayó hasta confirmar en 2017 que pasaba a free to play. Nada de eso sirvió y el pasado año se cerraron los servidores.
Artifact
Situémonos. Fase final de The International 2017 en el KeyArena de Seatte, el mayor torneo de Dota 2 del planeta. Unas formas aparecen en la pantalla y lo que podría ser un gran anuncio por parte de Valve, termina siendo un juego de cartas sobre Dota 2. El público, esperanzado por poco menos que un héroe para su MOBA favorito, empieza a abuchear Artifact.
Lo importante es el contexto. Todos jugamos en mayor o menor medida a juegos de cartas, y lo pasamos muy bien. Pero se trata de un género de nicho y por mucho que tuviera buenas ideas y una gran mente detrás como Richard Garfield (creador de Magic), el público no lo perdonó.
Era posible comprar y vender mazos digitales, así como cartas individuales. Los hardcore afirmaban que esto estaba bien, porque así podrían ser competitivos desde el principio dejándose un dinero, pero al público casual aún se le espera en Artifact.
Con muy poca gente jugando y aún menos emitiendo en directo, la categoría del juego en Twitch comenzó a llenarse con pornografía, e incluso se llegó a emitir la masacre de Christchurch, Nueva Zelanda, para varios miles de personas. Ahora Valve quiere revivir Artifact, eso es tener mucha fe.
Evolve
Todos recordamos como ese vídeo de gameplay de Cyberpunk nos tuvo todo el verano en vilo. Unos pocos afortunados pudieron verlo en las ferias, creando con el boca a boca una sensación de que aquello era casi mágico. Pues algo similar sucedió con Evolve, el multijugador asimétrico de Turtle Rock Studios y 2K Games que nos ponía en la piel de cuatro cazadores o de una bestia, en un enfrentamiento por la supervivencia.
En 2014, Evolve se llevó el Game Critics Awards de esa edición del E3, un premio que en ediciones anteriores se habían llevado The Last of Us, Bioshock Infinite o Fallout 3, por citar algunos. Además de eso, se prepararon torneos a través de ESL para una posible escena competitiva asimétrica. Lo nunca visto.
Ni un Evolve: Stage 2 Free to Play sirvió para añadir jugadores a una base inversamente proporcional a la cantidad de juegos que empezaron a verse en las cestas de segunda mano de las tiendas de videojuegos.
Lawbreakers
Para quienes rondamos los 30, Cliff Bleszinski es poco menos que una estrella del rock o directamente un héroe. Como diseñador jefe de Gears of War, decisiones como crear un rifle con motosierra, se las debemos a él. Sin embargo, tras abandonar la saga, comenzó a desarrollar un título muy ambicioso llamado Lawbreakers. Como no podía ser de otra forma, un hero-shooter, pero con claras influencias de Quake y Unreal Tournament.
El lento desarrollo del título, anunciado en 2014 como "BlueStreak" y ya de manera oficial un año después, hicieron falta otros dos giros de la tierra alrededor del sol para que Lawbreakers viera la luz. Y eso tuvo problemas importantes, como que los planes originales de salir como Free to Play se echaron por tierra unos meses antes del lanzamiento y fue necesario pagar por él.
Lawbreakers tuvo buenas críticas, pero llegó en un momento de tal saturación del mercado del Hero-Shooter que no se comió un colín. El ejemplo es que la beta cerrada en steam tuvo 7500 jugadores y que la beta abierta (disponible para todo el mundo), llegó a un 40% menos de usuarios. En junio de 2018, poco menos de un año después de su salida, se hizo free to play. Eso sí, solo aguantó hasta septiembre, momento en el que se cerraron los servidores.
Como nota curiosa, CliffyB se lanzó a la desesperada con Radical Heights en abril de 2018. Un battle royale en "Acceso Anticipado Extremo" (sí, así se definía), que apenas se mantenía en pie. Un mes duró el juego y el estudio.
Aliens Colonial Marines
Y segundo puesto de honor para Randy "DuvalMagic" Pitchford. Aquí si que hizo magia el bueno de Randy, porque según declaró una fuente interna de SEGA, hizo desaparecer dinero y recursos del proyecto de Aliens Colonial Marines, los cuales aparecieron en Borderlands 2.
Aliens Colonial Marines tenía todo para ser la entrega jugable que hiciera justicia a Aliens, la segunda parte de la saga de xenomorfos; pero no fue así. Un 45 en Metacritic no es algo fácil de conseguir.
De esta aventura, nuestra parte favorita es cuando Pitchford hizo un gameplay comentado y dijo la frase: "Por algún motivo, 20th Century Fox ha decidido confiar en nuestro publisher, SEGA y nuestro estudio, Gearbox Software, para hacer Aliens Colonial Marines".