La cancelación del E3 era una posibilidad. Para Microsoft era posiblemente uno de los más importantes de los últimos años. La nueva generación de consolas está a la vuelta de la esquina y apunta a una encarnizada lucha por conseguir hasta la última venta. En definitiva, una batalla empresarial por la cuota de mercado de la que los consumidores solo podemos salir beneficiados.
Sin embargo, Microsoft no se va a quedar quieta esperando a que más acontecimientos se vayan sucediendo. La compañía apuesta por coger la sartén por el mango y tendrá su propio evento, de forma en línea, en el que presentar definitivamente al gran público la Xbox Series X. Si no hay más sobresaltos, tanto la nueva sobremesa de la compañía de Phil Spencer como la PS5 deberían de llegar en fechas próximas a las Navidades de este año.
En principio, no deberíamos perdernos esas exclusivas mundiales constantes y la presentación de juegos y consolas que caracteriza a las conferencias habituales de Microsoft en la feria de Los Ángeles. Queda claro que no será lo mismo, pero seguro que desde la compañía tratan de que las consecuencias de este coronavirus no afecten al consumidor final más de lo estrictamente necesario.
La cancelación del E3 es un golpe muy duro para la feria de Los Ángeles, que deberá de encontrar la manera de recomponerse para 2021 tras la relevancia perdida en las pasadas ediciones y el imprevisto que se lleva por delante el evento de este año.