El E3 es la 'gran fiesta' de los jugadores, en la que las compañías suelen aprovechar el foco mediático y soltar sus grandes anuncios en un clima de expectación inusitada. Al menos así ha sido de manera casi ininterrumpida desde 1995, cuando se celebró su primera edición. Por el camino, por supuesto, ha habido montones de interferencias y cambios, pero el resultado hoy es que se trata de la feria más grande del mundo en lo que a videojuegos se refiere.
Está organizada por la ESA, es decir la Entertainment Software Association - la asociación de videojuegos más importante de Norteamérica- y viene celebrándose en Los Ángeles. Sin embargo, durante los últimos años ha habido múltiples voces de la industria que se han levantado contra la ESA, las condiciones que piden para estar dentro de la feria y similares. Por eso, en los últimos años, Electronic Arts ha estado en Los Ángeles durante los días de feria, con un evento privado, pero no dentro del evento propiamente dicho. Incluso Microsoft ha optado por esta alternativa en ocasiones, pero el caso es que ninguna de las grandes compañías ha decidido 'pasar' de estar, de una forma u otra, en el evento. Hay excepciones, claro, como las de Rockstar y Blizzard, que no se han apuntado al evento hasta ahora, por distintos motivos en cada caso.
Sin embargo, por mucho que se trate de compañías importantes, no tienen el calado de Sony, que, por segundo año consecutivo ha decido borrarse de la feria (y el año anterior, además, tuvo una presencia poco menos que mundana). ¿Se trata de un movimiento maestro o un grave error de estrategia?
Un grave error
Sony afirma que participará en cientos de eventos por todo el mundo, y que su intención es estar del lado de los usuarios a la hora de presentar las novedades del año para PS4 y, por supuesto, para PS5. Por ello podemos esperar que haga montones de pequeños eventos en los que los jugadores podrán comprobar de primera mano cómo son los juegos y hardware que está preparando. A esto, por supuesto, habría que sumar un gran evento propio en el que presenten oficialmente la nueva consola, sus nuevas características, precio y juegos.
Esta estrategia conlleva cierto riesgo, y en parte no creemos que sea la mejor forma de atraer la atención de los jugadores. El juego entre compañía - las Console Wars - siempre ha sido parte del atractivo de la industria, como bien demostró la propia Sony al presentar el precio de PS4 en el E3 2013, con una jugada maestra que empezó a abrir una brecha insalvable para Xbox One. Ahora eso se pierde, y Sony tendrá que pelear por su propia relevancia. En un primer momento la tiene asegurada, claro está. PS4 es una consola más que exitosa, y hay legiones de jugadores que están deseando saber cómo es, y qué juegos moverá la nueva máquina de Sony. Por eso, el hype lo tienen asegurado en un primer momento. Pero, ¿y después?
Sony parece estar huyendo de las comparaciones con la competencia, aunque estas vayan a existir. El baile de cifras de procesado actuales entre PS5 y la próxima generación de Xbox existe desde ya, y separar en el tiempo la puesta de largo de ambas máquinas parece más una cortina de humo que un movimiento estratégico. Es decir, si Sony supiera a ciencia cierta que tiene una jugada insuperable en la mano, la enseñaría justo cuando la competencia necesita sacar pecho. No hacerlo parece impropio de una compañía que ganó la anterior generación haciendo precisamente eso.
El año pasado entendimos la ausencia de Sony por tener un menor número de novedades que presentar - al fin y al cabo iban a hablar de los mismos juegos que el año anterior, o incluso menos -, pero esta vez la situación es bien diferente. Ahora Sony se lo jugará todo en solitario, en un evento que NECESITA ser antes del E3 2020, para que la competencia no fagocite todo el hype antes de que se pongan en movimiento. En todo caso, lo que este movimiento denota es que Sony está o muy confiada en lo que ofrece, y por eso le da igual lo que la competencia haga, o todo lo contrario, y por eso quiere separar sus anuncios de sus rivales. Veremos en qué queda el asunto.
Una jugada maestra
La popularidad de E3 sigue siendo muy alta, pero en los últimos años ha decrecido (en parte, por culpa de movimientos similares al de Sony). Además, se trata de una feria en la que, a pesar de haberse abierto al público, el foco son los periodistas, a diferencia de Gamescom, por ejemplo, donde está todo mucho más equilibrado. A esto hay que añadir que aumentar la popularidad del E3 solo contribuye a que los bolsillos de la ESA se llenen de más y más monedas. Por si esto no fuera suficiente, en el E3 hay decenas de compañías haciendo anuncios, ofreciendo montones de conferencias y dividiendo la atención del público y prensa. Es decir, la lucha por el prime time es encarnizada.
Por todo eso tiene sentido que PlayStation 5 y Sony se alejen de ESOS focos, para atraer la atención por sí mismos. Sony ya no necesita competir, porque está en una posición líder del mercado, y es quien, al fin y al cabo marca el ritmo de la industria. Por eso, con las comparativas tienen más que perder que ganar. Por eso no necesitan de un gran evento para ser noticia y por eso, 'fumarse' un nuevo E3 es todo un acierto. Sony ahora mismo no necesita al E3, y tampoco necesita a la prensa. Son los números 1 del mercado, y saben que prácticamente cualquier cosa que hagan va a tener cobertura y seguimiento por parte de la audiencia... Y que, en el caso de que no sean mejores que la competencia, si se alejan de sus anuncios, habrá gente que ni siquiera se plantee esa comparación. Por eso, esta decisión de Sony es una jugada maestra.