La historia de la humanidad es relativamente nueva. Pues a pesar de que el primer homínido empezó su evolución hace millones de años, la ciencia (si es una ciencia) histórica solo empieza a contar 10000 ab (antes del barbudo). Todo lo anterior, desde las primeras formas de vida hasta los primeros compases del homínido actual, pasando por los dinosaurios, es conocido como prehistoria.
Panache Digital Games no se ha remontado hasta el más puro inicio, pero si hasta el primer homínido que empezó a dar sus primeros pasos a dos patas y que uso una piedra para algo más que golpearse entre ellos. Ancestors: Humankind Odyssey es un juego muy largo y muy abierto en el que desarrollaremos a nuestro linaje hasta convertirlo en un humano actual. Para ello tendremos que explorar el continente africano y, lo más importante, sobrevivir mientras aprendemos de nuestro entorno y desarrollamos nuestro cerebro. Se estrenó en PC en verano, pero ahora ha salido tanto en la plataforma de Sony como en la de Microsoft, nosotros hemos jugado en PS4 para realizar este análisis.
El conocimiento aleja el miedo
La vida comenzó en el actual continente africano en sus, por aquel entonces, grandes selvas. Ese es el escenario de Ancestors, un gran mapa abierto que podremos explorar día a día, en un survival muy diferente. Además de las selvas, podemos encontrar zonas pantanosas o algo más desérticas. Esto repercute en los recursos que podemos encontrar y en la comida, también en los depredadores que están deseando hincarnos el diente. La exploración en sí es el punto más importante, lo que permitirá descubrir cosas nuevas que hagan que se desarrollen nuestras neuronas, y que supongan un nuevo reto con más posibilidades. También encontraremos zonas de referencia, localizaciones dentro del mundo que por su forma o singularidad puedan ser fácilmente recordadas por nuestros homínidos. O sitios que por su sensación de seguridad y recursos los reconozcamos como paraísos y puedan ser el nuevo hogar para nuestra pequeña tribu.
Pero, ¿para que cambiar de sitio si ya estamos en uno muy cómodo y seguro? La curiosidad mató al mono, pero antes descubrió muchas cosas útiles para él y su tribu. Pero si nos alejamos mucho dejaremos muy atrás a los nuestros, por ello tendremos que ir relocalizando a los nuestros. Cuando exploramos iremos encontrando zonas nuevas, que incitará el miedo de nuestro homínido, pero el conocimiento es vida, si conocemos el entorno podremos alejar las sombras y vencer al miedo. Conforme avanzamos en Ancestors todo se va quedando pequeño, pasamos de generación tenemos que seguir desarrollando las neuronas, repetir ciertos pasos para evolucionar. Como en rugby, hace falta retrasar unos metros para ganar unos cuantos más. Esto se debe al cansancio que se acumula en nuestro homínidos, el peso de los años y los esfuerzos huyendo de los depredadores y apoyándose solo en un cierto tipo de nutrientes.
Avanzar es el único camino
Hay que pasar de generación, perdiendo un poco de avance pero obteniendo rasgos definitivos. Todo para poder ganar capacidad de movilidad y análisis, pudiendo tener más posibilidades de descubrir más hasta que llegamos al punto de poder evolucionar al siguiente homínido.
Es en este punto donde Ancestors se puede hacer pesado y repetitivo. Pues tenemos que hacer siempre lo mismo para poder avanzar en la odisea evolutiva de los homínidos. Unido al proceso tan lento, que por otro lado es realista, vuelve la jugabilidad aburrida y caótica. Por supuesto con la evolución también contamos con nuevos retos y más posibilidades de supervivencia.
La supervivencia es la clave, si no sobrevivimos la evolución se va al traste. Para ello tenemos que hacer cuatro cosas: comer, beber, dormir y que no nos coman. Ancestors trata de hacer de esta experiencia lo más real posible, incluso en la opción de más detalles de la interfaz hay una carencia muy grande de información y ayudas. La mayoría de posibilidades que tenemos tratan de ensayo y error. Puedes intentar hacer algo mil veces y a la mil y una descubrir un detalle que te permite avanzar. Crear herramientas, construir, todo hay que descubrirlo por nuestra cuenta (o buscar en San Google), incluyendo averiguar qué te puede ayudar a curarte el tobillo roto o el sangrado. Esto llega a ser frustrante, porque es fácil probarlo todo pero hay momentos en los que puedes saber cómo puede utilizarse algo pero por culpa de un detalle puedes estar perdido durante horas.
La historia, que se desarrolla en estos tiempos prehistóricos, es la evolución, por tanto no hay mucho que rascar. Ancestors plasma el proceso evolutivo tal cual y nos hace participes de él. Nuestro linaje sobrevivirá, siempre que haya crías. Veremos meteoritos caer, especies perderse y los paisajes cambiar, todo dentro del mismo proceso.
Los escenarios son muy bonitos, aunque les faltaría algo de definición. Recrean al máximo los parajes naturales y la hostilidad del entorno. Panache Digital Games no les saca todo el provecho que pueden a la consola de Sony, pero aún así algunas zonas son memorables. Ancestors juega con la tercera persona, los momentos de miedo e incertidumbre acercando la cámara o alejándola, alterando el colorido paisaje por oscuridad y formas hostiles. Pero nada resulta más satisfactorio vencer al miedo y volver a ver la luz. La banda sonora nos transporta a la época, haciendo uso de las películas de dibujitos que hemos podido escuchar desde pequeños y de la música típica de las vistas panorámicas en los momentos de viaje.
La cantidad de controles que tiene Ancestors muchas veces lo hace tedioso. La mayoría de los botones hacen más de una cosa y la respuesta no siempre es del todo satisfactoria. Pero salvo ver la pantalla de carga durante un rato al inicio y algún momento en el que nuestro amigo peludo se ha quedado atascado unos segundos, el resto del gameplay ha sido satisfactorio y sin problemas técnicos.
