Dicen que cualquier tiempo pasado fue mejor, esto tiene sus más y sus menos, pero lo que está claro es que los tiempos cambian y evolucionan. Muchas veces lo hacen de manera tan drástica que se olvidan cosas por el camino dando esa sensación de empeoramiento, por lo tanto es bueno echar un vistazo al pasado de vez en cuando. En el caso del rol ha tomado tantos caminos que ya es difícil seguirlos todos o acordarse de los detalles más antiguos. Desde los primeros tableros con hojas por todas partes a los sofisticados sistemas digitales actuales, el rol ha evolucionado pero por el camino se ha llenado de acción y ha dejado a un lado la esencia, el encanto de quedar absorbido en una buena historia en la que no somos un guerrero legendario si no más bien un tipo del montón. Esta esencia es la principal virtud de Disco Elysium.
ZA/UM Studios nos deleita con, posiblemente, el juego más rolero que ha dado la última década. Un juego de tablero hecho digital pero que deja, de forma permanente, la sensación de tirar dados constantemente, con un mundo abierto en el que podremos explorar hasta la saciedad como un detective de policía muy excéntrico. Durante más de 30 horas podremos disfrutar de Disco Elysium en PC, en la plataforma de Valve.
Rol gráfico
A pesar de lo que pueda parecer, Disco Elysium es muy simple a lo hora de jugarlo. Todo lo que hay que hacer es leer y clickar, la mayoría de las veces más de lo primero que de lo segundo. Se baja del exceso de acción que caracteriza ahora al género para volver a extensos muros de texto, llenos de detalles y opciones de diálogo. Es como si al mítico Baldurs Gate le quitaran su sistema de combate y lo convirtieran en una aventura gráfica. Es una simplificación pero es bastante precisa, el resto se rellena a base de golpe de dado virtual que, como los reales, son igual de caprichosos. La IA que hace de máster está al acecho, con ayuda de las características de nuestro personaje, a cualquier situación para hacer una comprobación de dados por si somos lo suficientemente avispados para darnos cuenta de detalles ínfimos, que repercutirán no solo en como acabe la conversación si no también en cómo se desarrolle todo el juego.
Porque si hay algo donde Disco Elysium tenía que poner toda su carne en el asador es en los diálogos y como interactúa el sistema de progreso con ellos. Lo más llamativo es que cualquiera que haya sufrido una sesión de rol en su vida ya conoce el sistema. ZA/UM ha trasladado la realidad a la pantalla con una fidelidad absoluta. Conforme recogemos información el juego nos deja hacer ciertas acciones, que también se ven orientadas por nuestras decisiones previas. En casi cualquier momento podemos recular, recoger más información para que sea más sencillo o escoger hacer otra cosa, pero lo más gracioso es que desde que se habré la posibilidad, aunque tengamos un 1% de probabilidades de éxito, ya podemos ejecutarla. Porque el capricho de la probabilidad puede ser maravilloso, y porque además, no siempre el éxito es una victoria y puede desencadenar en una vertiente más agradable para el NPC de turno.
En Disco Elysium subiremos de nivel ganando experiencia, lo cual pasa a cada rato, esto nos dará puntos de habilidad. Estos puntos se gastan en un mural de habilidades que nos lo pondrán más fácil a la hora de interactuar con el entorno y que, a su vez, su capacidad está determinada por las características iniciales que elegimos al crear al personaje. Estás estadísticas iniciales son: Físico, Inteligencia, Empatía y Motricidad. Además son fijas y no se pueden cambiar, pero marcan el como se va a desarrollar el susodicho. Por otro lado las habilidades que dependen de esas características si son moldeables y para ello contaremos con varias posibilidades.
La primera y más básica ya la hemos comentado, subir de nivel y gastar los puntos en ellas. La segunda es también muy simple, equipando objetos o prendas como en cualquier RPG. Y la tercera forma es más rebuscada pero es mucho más interesante. Mediante los diálogos podremos conocer detalles del entorno, el mundo, los personajes y nosotros mismos. Como en la vida real, lo que sucede a nuestro alrededor es susceptible de generar un pensamiento crítico, haciéndonos ver las cosas con una perspectiva diferente o reforzando la ya existente. Con los puntos de habilidad, que no queramos gastar, podremos desbloquear huecos de pensamiento en los que desarrollar esos conceptos. Estos se aprenden mientras exploramos el mundo y afectarán tanto a las habilidades como a las líneas de diálogo.
Mundo loco, exploración abrumadora
El otro gran atractivo que Disco Elysium nos brinda a la hora de quedarnos pegados a la pantalla es la exploración. Ir a donde nos salga de las mismísimas botas. Como en todos los mundo abiertos habrá zonas a las que tendremos que avanzar cuando se cumpla algún requisito, pero es fácil que se cumplan simplemente explorando el resto. Por ello tendremos a nuestra disposición todo el distrito, algo empobrecido, de Martinaise, al fin y al cabo somos detectives investigando un crimen y las pistas pueden estar escondidas en cualquier parte. Esto puede resultar abrumador, tendremos cientos de tareas por resolver según exploramos, algunas nos llevarán varios días (dentro del juego) y muchas tendremos que mejorar habilidades o buscar otras maneras de sobrepasar obstáculos, pero en el 100% de ellas encontraremos detalles de todo el mundo que nos rodea.
Estos detalles no serían nada sin un fondo muy amplio. Por lo que la narrativa, tanto presente como pasada, de Disco Elysium es densa. Tan densa como si nos estuvieran haciendo tragar los últimos siglos de Europa en una cómoda barrita. Mucho golpe sociopolítico, reyes derrocados y una ligera pizquita de concilios de paja. La gran cantidad de detalles que nos cuentan vienen dados por el lugar donde se producen los hechos, el distrito de Martinaise en la antigua capital del mundo, Revachol. Desde que una guerra civil diezmara el poder de la ciudad sobre el resto, un consejo de países tomo las riendas de la ciudad repartiéndosela cual tarta de cumpleaños. Esto ha llevado a una dejadez sobre ciertas partes de la administración, entre ellas la policía, y la ciudad, dejándola en ruinas y muy empobrecida.
Al despertar en nuestra habitación de motel barato nos ponemos en la piel del detective sin nombre, por las pruebas que podemos encontrar la única explicación posible es que tenemos algún tipo de amnesia por exceso de sustancias espirituosas. Esto nos deja en la primera gran incertidumbre de Disco Elysium, quién somos y qué hacemos con nuestra existencia. Lo bueno es que, como en todas las historias de detectives, tendremos a nuestro fiel Watson, también llamado Kim Kisuragi (un nombre algo más difícil de pronunciar). Nuestro nuevo compañero nos llevará de la mano y nos reconducirá hacia nuestro verdadero propósito, aunque sin mucho éxito en la mayoría de ocasiones.
El inicio es muy raro y ese sentimiento se mantiene casi en todo el trayecto. Disco Elysium se sumerge en pensamientos y tribulaciones extrañas, donde algo llamado el "cerebro de lagarto antiguo" nos suelta monólogos mientras dormimos. A esto se le suma todo el cóctel de locuras locales que podemos encontrar y como resultado solo podemos obtener un paisaje muy decadente a la vez que rico. Este cóctel se ve aumentado por la gran multitud de personajes de los que dispone, el abanico es inmenso y cada cual tendrá su perspectiva totalmente construida. Así encontraremos personajes muy dispares y, sentimentalmente, rotos por todos los ángulos posibles. Esto enriquece aún más el sistema de diálogo y pensamientos soltando más leña al fuego.
Este viaje a la locura va de la mano del aspecto visual. El empobrecimiento de Martinaise se nota en todo, incluido el aspecto de los escenarios y los personajes. El exceso de todos los tipos y colores es el motor que pone en marcha Disco Elysium, como si del mundo solo quedara los desechos de una fiesta. Incluso en los retratos se nota un toque muy abstracto como si los personajes fueran caricaturas mal hechas. La decadencia es palpable pero da la excusa perfecta para rebuscar entre todos los detalles que pueblan el escenario y dónde nos podemos encontrar basura para todos los gustos. Con el diseño en 3D y la cámara isométrica estos entornos son fácilmente apreciables, dejando entrever y sumergiéndonos en el encanto especial de un bizarrismo ligero.
Aún con todo esto, existe un aspecto de Disco Elysium que deja un regusto amargo. En los tiempos modernos que corren el idioma cada vez en menos problema, aunque sea algo básico la mayoría de personas se medio defiende en inglés. Pero aún y con esas, en juegos de este estilo, con mucho texto y diálogos en los que la comprensión lectora tiene un papel esencial, supone una barrera para muchas de las personas que añoran este tipo de títulos. Por ello que solo esté disponible en inglés les ha abierto todos los mercados pero en una parte mínima, algo importante a tener en cuenta en un juego tan de nicho como llega a ser.
