Hay algo mágico en la historia de Geralt de Rivia, independientemente del medio en que lo disfrutes. Andrzej Sapkowski se sacó de la manga un mundo de fantasía medieval absorbente e interesante, que partía de los mitos populares polacos, pero llegaba a tocar la fibra sensible casi de cada lector de sus novelas. Eso CD Projekt lo detectó antes que nadie, comenzando su serie de juegos basados en el personaje allá por el año 2007. Por aquel entonces el estudio era casi un desconocido y la propuesta inicial pasó desapercibida para el gran público, pero la bola de nieve ya había echado a rodar, haciéndose más y más grande con caña año y cada entrega. A esto hay que sumar el más que buen hacer del estudio, configurando una aventura inmersiva a la altura de las novelas, que resultaba tan bonito de ver, como divertido de jugar. Y con esas llegó The Witcher 3: Wild Hunt en el año 2015 para PS4, Xbox One y PC... Y ahí llegó la verdadera explosión del personaje.
Hay muchos que tachan al juego de obra maestra a todos los niveles. Su narrativa interactiva, su apartado técnico, la ambientación del juego... Todo en el título de CD Projekt bailaba al mismo son, e incluso sus dos contenidos descargables destacaron sobremanera (Blood & Wine y Hearts of Stone), coronándose como ejemplos a seguir dentro del polémico mundo de los contenidos accesorios de pago.
Por eso es noticia que The Witcher 3 salga en formato completo, es decir, con los dos DLCs incluidos en el pack, en Nintendo Switch. Se trata de una magna obra con cientos de obras de juego, una historia absorvente, jugabilidad profunda, y mucha variedad tanto a la hora de plantear nuestra propia historia, como a la hora de afrontar cada una de las misiones que encontremos, todas distintas entre sí. La buena noticia es que todo eso está intacto en la versión para Nintendo Switch. Todas las misiones, monstruos, aventuras, ataques, giros de guión, escenarios... No falta nada de eso en la versión para la consola híbrida de Nintendo, lo que hace de este juego casi un indispensable dentro del catálogo de la máquina. Esto es toda una garantía de calidad, que ya nos hace mirar con buenos ojos a esta versión del juego de CD Projekt RED.
Sin embargo, como suele ocurrir con este tipo de juegos, es en el apartado técnico donde mayores diferencias vemos respecto a los juegos originales. Seamos sinceros: Nintendo Switch no es la consola más potente que hay, ni siquiera se acerca. Está más próxima al hardware de los móviles punteros que al de las consolas de sobremesa o, sobre todo, a los PCs actuales de más alta gama... Y eso se nota mucho cuando vemos The Witcher 3: Wild Hunt - Complete Edition en movimiento. No es solo que la resolución en pantalla baje mucho (720p en modo dock y 540p en modo portátil), sino que el nivel de detalle de personajes y escenarios se reduce al mínimo.
Esta versión del juego se ha hecho pensando (muy posiblemente) en que juguemos a ella en una pantalla pequeña. Aquí los detalles son más pequeños y resulta más complicado echar de menos el extraordinario acabado visual del juego original. Es cuando lo ponemos en la tele cuando todas sus costuras se hacen aún más evidentes, con texturas en baja resolución, un nivel de detalle muy reducido para personajes y escenarios (solo hay que fijarse en la hierba en el suelo en las dos versiones). Además el blur preside buena parte del fondo más allá de unos pocos pasos frente al propio Geralt De Rivia, tratando de disimular las vergüenzas gráficas de esta versión del juego. Incluso la tasa de imágenes por segundo se resiente, algo que notaremos sobre todo en las escenas con los personajes más cercanos a la cámara.
Sin embargo, no todo son pulgas a este perro flaco, ya que por el contrario la estabilidad del juego es máxima, sin tirones extraños, y con mucha fluidez al recorrer el mundo (si echáis la vista atrás, The Witcher 3 tuvo algunos problemas de estabilidad en su momento). Es decir, que una de cal y otra de arena, junto a la recomendación de que juguéis al juego en modo portátil, y no en dock y la tele. Si habéis pasado 4 años esperando a The Witcher 3, y Switch es donde lo vais a experimentar por primera vez, hacedlo mientras estáis en el W.C., en el bus, o mientras compartís sofá con vuestros congéneres que ven la tele. Así las penas de esta conversión son menores, y podemos centrarnos en lo importante: el extraordinario juego de acción y rol que es esta Complete Edition. Un juego que puede ofreceros cientos de horas de diversión, y una historia como pocas se han visto en el mundo del videojuego. Eso sí que es destacable, a pesar de los pesares gráficos.
Además, de forma portátil y a mi ritmo sí que me veo jugando de nuevo a The Witcher 3. Ya dediqué al juego más de 100 horas en su momento, y volver a ponerme delante del televisor durante otra buena sarta de horas, para jugar a lo mismo, no lo veo. Por otra parte, en esta Complete Edition se puede escoger jugar directamente a las dos expansiones del título original, sin tener que encontrarlas en el juego normal, lo que me permitirá disfrutar de primera mano de esta dos excelentes piezas de contenido que aún no he probado. Ya solo por eso, merece la pena esta versión de The Witcher 3 - que además mantiene el mismo audio en inglés con subtítulos en castellano -. Un título atemporal que sigue siendo disfrutable y muy entretenido, pero que empeora si lo comparas con las otras versiones existentes del juego por un downgrade gráfico que, en muchos momentos es exagerado. Por suerte, se queda en un empeoramiento visual, que no jugable.