Ghostbusters: The Video Game Remastered es la película de Cazafantasmas que nunca existió. Una descarada llamada al pasado con la intención de hacer que la generación que ahora ya tiene hijos vuelva a disfrutar de una franquicia que se convirtió en un mito del cine de la época. Porque haber sido un niño en los ochenta y haber tenido la oportunidad de ver Cazafantasmas en el cine es una experiencia que marca. Las compañías lo saben, como también son conocedoras del filón económico que supone la explotación de la nostalgia. Tenemos decenas de ejemplos de series y películas que hacen uso de este elemento para atraer a un público que ya tiene un poder adquisitivo y que en muchas ocasiones no va a dudar en gastarse unos cuantos euros para revivir sensaciones de cuando todavía se pagaba en pesetas.
Ghostbusters: The Video Game Remastered es la versión remasterizada de un videojuego que ya pasó por nuestras pantallas con más pena que gloria hace una década, perdiendo por el camino además el doblaje al castellano, algo que si bien no es un hándicap que lastre la experiencia no deja de ser un punto negativo en un videojuego que necesita de toda la ayuda posible para conseguir llegar lo más alto de las listas de ventas. Analizamos hoy la versión para Nintendo Switch, que acompaña en este relanzamiento para celebrar 35 años de franquicia a sus versiones mayores de PS4, Xbox One y PC.
El juego se sitúa en al finalizar Cazafantasmas 2, y nos invita con ello a ser parte protagonista de de la tercera parte de la franquicia. La película, como sabes, nunca llegó a filmarse, pero este Ghostbusters: The Videogame, es capaz de llenar ese hueco a la perfección. Para eso cuenta con la fuerza de un guión escrito por el mismo equipo creativo que llevó a las películas a convertirse en iconos, y con la actuación del elenco original. Esta es la mejor parte del juego, que te hace sentir uno más del mítico equipo compuesto por Peter Venkman, Raymond Stantz, Egon Spengler y Winston Zeddemore. En nuestro papel de nueva incorporación al grupo será nuestra obligación dar soporte a los veteranos cuando salgamos a cazar algunos espectros traviesos mientras causamos destrozos de miles de dólares a los bienes públicos y privados de la ciudad que nos acoge.
Y si formar parte de los Cazafantasmas es obviamente el gran atractivo del juego, es en gran parte porque el elenco de actores originales de las películas presta sus voces en este remake, incluyendo al tristemente desaparecido Harold Ramis (Egon). Es una maravilla escuchar las manidas bromas de Bill Murray o percibir la inseguridad de Dan Aykroyd entre muchos otros. En este sentido, la ambientación del videojuego es tan impecable como lo fue en su lanzamiento original hace una década.
En el aspecto puramente jugable se ha perdido la fantástica oportunidad de conducir el mítco Ecto-1, un añadido que habría dado una buena vuelta de tuerca a este remake, pero quizá tengamos que esperar para esto otros diez años. Por lo demás, el juego nos ofrece la oportunidad usar todas las herramientas que ya conocemos, como las trampas de contención, las gafas de infrarrojos, el detector de entidades y por supuesto las mochilas de protones que nos permiten hacer uso de nuestro rayo, que como ya sabes, tienes que recordar no cruzar con el de tus compañeros.
Todos estos cachivaches nos van a servir de ayuda indispensable a la hora de cumplir con nuestra obligación, que no es otra que acudir al punto que se nos indique, dar una vuelta por la zona hasta encontrar a nuestros queridos espectros y atraparles. Para ello, la mecánica es siempre la misma. Debilitarles con nuestro rayo de protones para que una vez hayan perdido la fuerza seamos capaces de, con el mismo rayo y a modo de lazo, dirigirles hacia la trampa de protones que previamente hemos depositado en el suelo. La forma de realizar todas estas acciones es bastante intuitiva, aunque los controles resultan en demasiadas ocasiones algo toscos. Es especialmente frustrante la velocidad a la que se mueven los fantasmas comparada con la velocidad a la que somos capaces de mover nuestro rayo, lo que sobre todo en las primeras fases del juego nos hará pasar mucho tiempo con lo que quizá, y de manera irónica, sea la parte menos divertida de todo el juego. Cazar fantasmas.
Porque nuestro cometido no sólo será enjaular a esos pequeños mamones, por el camino tendremos que usar el resto de nuestro arsenal con el fin de analizar nuestro entorno, conseguir pistas y añadir a nuestra biblioteca la información que encontremos y que nos servirá como enciclopedia particular cuando necesitemos realizar alguna consulta. Además encontraremos objetos ocultos que unas veces nos darán unos cuantos dólares extra y en otras ocasiones nos servirán de ayuda directa. Y tanto los puntos como la ayuda nos van a ser de mucha utilidad a la hora de mejorar nuestro equipo. Si decíamos hace un momento que a veces desespera la lentitud y la poca potencia con la que movemos nuestro rayo de protones, esto es algo que a base de invertir tiempo y dinero podremos mejorar a lo largo de nuestra aventura de un modo clásicamente rolero. Al final, el rato de exploración donde vagamos por los pasillos y decorados que nos propone Ghostbusters: The Video Game Remastered resulta de lo más divertido, y buscar esos extras ocultos acaba siendo el gran aliciente del juego.
Si hay algo que ha ayudado a encumbrar a Cazafantasmas hasta el olimpo en el que está, es sin duda su banda sonora. No hay nadie en el planeta que sea seguidor de las películas y que no sepa responder a la pregunta “Who you gonna call?” (¿ quién vas a llamar?). El reflejo de esta banda sonora lo podemos ver a la perfección en el videojuego, y es otro de esos aspectos que nos ayuda a meternos de lleno en el universo que nos propone. Junto con el guión, el otro gran acierto del título a la hora de hacernos ver que somos parte de la saga.
Como ya hemos dicho, Ghostbusters: The Video Game Remastered parte de una base creada hace diez años, y es verdad que en ocasiones nos da la sensación de ser un juego antiguo, y aunque se podría entender que ese toque retro le viene bien a un juego que honra una franquicia creada hace 35 años, lo cierto es que como juego a veces nos da la sensación de estar algo desfasado. Este hecho se nota de manera más evidente en algunos decorados de interior. Por lo demás, el lavado de cara a nivel gráfico sienta de maravilla a esta nueva entrega, y tanto las texturas como la iluminación entonan perfectamente en una época en la que los videojuegos han dado un salto de calidad.
