Recuerdo perfectamente cuando salió el primer Gran Turismo. Yo era un crío de apenas 10 años, pero fui a la tienda con mi madre para comprárselo a mi hermano como regalo de cumpleaños. Se supone que había que envolverlo y todo eso pero, antes de que él volviera a casa, yo ya lo había desprecintado y estaba intentando sacarme los primeros carnets. Qué mal lo pasé hasta para sacar la primera de las pruebas, en la que había que frenar dentro de un rectángulo. De eso han pasado 25 años.
Ahora, ya tengo carnet de conducir desde hace mucho tiempo, aunque mis pistones están algo oxidados. Pero la saga creada por Kazunori Yamauchi está mejor que nunca y Gran Turismo 7 es la mejor muestra de ello. Es una preciosa carta de amor a la historia del automovilismo. Desde el instante en el que vemos la secuencia inicial y nos adentramos en sus distintos menús vemos cómo Polyphony Digital ha plasmado su enorme cariño a los coches, cuidando hasta el más mínimo detalle y siendo enormemente didáctico. Es más, tengo puesto el juego de fondo mientras redacto el análisis y por la pantalla están apareciendo un montón de datos históricos, que van desde el año de creación de determinados coches hasta las innovaciones que trajeron en su momento. Creo que eso define muy bien lo que os vais a encontrar en GT7.
El estudio nipón ha sabido encontrar el equilibrio perfecto con respecto a lo que ha sido la franquicia en los últimos años. Que la última entrega se llamase Gran Turismo Sport hizo que muchos mirasen con recelo una propuesta que parecía alejarse de los estándares para centrarse en el panorama competitivo. Por eso, ahora han vuelto a una línea numérica que tenían abandonada desde 2013 y todo huele más a ese inconfundible y atractivo olor a goma quemada y a motores rugiendo su hambre de velocidad; pero tampoco han olvidado que GT se ha convertido en uno de los esports más punteros, y también ofrece herramientas para quienes quieran ser las próximas estrellas en el mundo de los simracer.
De todos y para todos
Y lo hace de forma muy sutil, la verdad. Por ejemplo, en los distintos menús recibimos una serie de consejos, que son especialmente útiles a la hora de obtener los clásicos carnets, así como en otras misiones o carreras. Para más detalles, los dan los que son los pilotos del campeonato oficial de Gran Turismo, entre los que se encuentra, por ejemplo, el español Coque López, actual campeón del mundo de la Manufacturer Series. Además, en las carreras los nombres que aparecen son los de estos pilotos virtuales que han avivado la llama de Gran Turismo en los últimos años. Viéndome competir entre ellos me he sentido como uno más, aunque simplemente eran representaciones controladas por una IA. Pero es que hay un factor que predomina en GT7 como en pocos juegos de velocidad: la inmersión.
Hablar de la inmersión no tiene que ver solamente con el realismo que encontramos al pisar a fondo el acelerador en cada carrera, que también. Si ya habéis jugado a anteriores entregas, no hará falta que os diga que se trata de un juego que requiere práctica y conocimiento tanto del vehículo que estemos pilotando en ese momento como del circuito. Es un proceso que resulta ameno porque el juego es divertidísimo, y siempre querremos más y más. Ya sea para conseguir un nuevo coche para ampliar el garaje -y tenemos más de 430 disponibles- o para superar los tiempos de los amigos que tengamos en nuestra lista y que reflejan sus marcas en los carnets o en el apartado de misiones, que son pequeños retos de pericia y velocidad.
GT7, el mejor pasatiempo
Todo esto y más cosas que os voy a contar ahora han hecho que, a partir de ahora, que ya he machacado bastante el juego para escribir el análisis, Gran Turismo 7 se va a convertir en mi nuevo FIFA: eso a lo que jugaré para echar ratos muertos para divertirme sin complicaciones ni tener que pensar demasiado cuando no tenga demasiado tiempo. Ya sea echando carreras online, superando las marcas de Rafa de HobbyConsolas, que el tío es una máquina, o para ganar el dinero suficiente para desbloquear algún que otro coche de lujo que se me ha quedado pendiente. En realidad, creo que decir algo así de un juego un piropazo y bastante significativo de lo que es en conjunto.
Claro, para la bendita inmersión también está el aspecto técnico. No me gusta mucho profundizar en estas pesquisas en mis análisis, pero maldita sea, aquí es obligatorio. Gran Turismo 7 es visualmente demencial y abrumador. En serio, da igual que pongáis el modo rendimiento o el de fidelidad. Os vais a quedar pasmados con los detalles de cada circuito, la recreación de cada vehículo y hasta las diferentes condiciones climatológicas y atmosféricas que, además, son determinantes para las carreras de larga duración. Las luces de los coches o los reflejos del sol en sus cristales. El brillo de sus carrocerías y las virguerías que podemos hacer en el modo Scapes, para inmortalizar instantáneas en diversos lugares del planeta, en una fusión de lo virtual y lo real que hacen prácticamente imposible decir a qué lado pertenece cada elemento.
Más allá de lo visual, que es antológico, también me he quedado prendado de la aportación del DualSense a eso de sentirme como un piloto de carreras. Es más, diría que por fin un juego aprovecha bien sus funciones más allá de lo que hizo el maravilloso Astro's Playroom. Para empezar, porque en su búsqueda del realismo, es clave el juego de los gatillos como pedales tanto para acelerar y frenar; un juego que tendremos que dominar para no derrapar e irnos al carajo en cada curva. Los gatillos adaptativos también son claves en estas sensaciones en las carreras con lluvia, donde veremos cómo nos costará más hacer lo que queremos y reverberarán con más fuerza. También sentiremos en nuestras manos la vibración en cada lado dependiendo de por dónde sobrepasemos un piano o hasta los baches de la carretera. Claro, obviamente podréis jugar con un volante y todo esto será mucho mejor; pero quienes no tengan uno de estos periféricos a su disposición, no lo echarán demasiado en falta.
También hay problemas, ¿eh? Las carreras contra la IA siguen dejando sensaciones de antaño que nos hacen torcer el gesto. Los pilotos rivales mantienen su trazada prácticamente inalterable, y nunca parecen intentar cerrarnos el paso para dificultarnos la tarea. Van a lo suyo y en un juego de carreras podía caber un poco más de agresividad bien entendida. Las físicas también flaquean un poco, como siempre, en unas colisiones en las que no vemos daños, más allá de unos arañazos superficiales en los bajos del coche y prácticamente nada más. Es el peaje que hay que pagar y que ya se ha convertido en uno de los puntos negativos de la franquicia por excelencia.
A la vanguardia, pero sin perder la clase
Gran Turismo 7 resulta muy agradable para todo tipo de jugadores y no solamente para expertos en los juegos de conducción o amantes de la velocidad. El juego va presentando con una admirable elegancia todos los elementos que incluye mediante un extenso tutorial en el que nos muestra todo lo que puede darnos. Así, vemos una ciudad a la que iremos desbloqueando puntos de interés que son realmente modos de juego o contenidos diferentes, representado con iconos que nos resultan bastante familiares, pues parecen los habituales de las aplicaciones de cualquier dispositivo móvil.
Entre ellos encontramos el Café. Os he de confesar que cuando vi este añadido en el State of Play dedicado me pareció una rareza, pero os aseguro que aporta un toque especial al juego. Básicamente, será el punto clave para seguir avanzando y desbloqueando nuevas opciones. Para ello, debemos completar una serie de "Menús", que nos piden, por lo general, conseguir tres coches de determinada familia. La experiencia es bastante guiada y los iconos nos indican hacia dónde debemos ir para conseguirlos y el objetivo de carrera que cumplir para obtenerlo. Normalmente es o quedar en una determinada posición como mínimo o ganar una carrera. Así, nuestro garaje irá creciendo y, aunque la mayoría de bólidos nunca los usemos, resulta inquietantemente satisfactorio.
Pero no será el único lugar que visitaremos de forma recurrente. Por supuesto, también tendremos que visitar la Tienda de Modificaciones para mejorar los PR de los coches, ya que cuanto más alto, mejor rendimiento y en algunas competiciones es un requisito. También habrá que tener listos en la reserva unos neumáticos de lluvia, por si acaso. O, por supuesto, en GT Auto podremos sacar el lado más "tuning" y modificar cada vehículo con numerosas opciones, cambiando el color de la carrocería, colocando un estético alerón, estrenando llantas, tubos de escape e infinitas opciones. Vamos, que si os gustan todos los temas mecánicos, estaréis horas personalizando el coche de vuestros sueños.
Todo el progreso de GT7 es muy agradecido, porque nos pasamos mucho tiempo desbloqueando cosas y más cosas que nos hacen seguir. Nuevas carreras al conseguir las Superlicencias, más vehículos a los que optar o comprar todavía más coches mientras incrementemos nuestro Nivel de Coleccionista que nos dan acceso a más contenido. Sin olvidar, por supuesto, las carreras multijugador o el apartado Sport para los más "pros". Lo que os digo, hay infinidad de cosas que hacer, ¡como para no sustituir al FIFA!
Ficha técnica
Título: Gran Turismo 7
Desarrolla: Polyphony Digital
Distribuye: PlayStation
Idioma: Voces y textos en español
Fecha de lanzamiento: 4 de marzo de 2022
Plataformas: PS5 y PS4
Precio: 69,99 euros en PS4 y 79.99 euros en PS5
Con la conducción vertiginosa de siempre marca de la casa, pero con un modo historia que nos ha dejado un poco con las ganas después de quedarse a medias. Eso dijo ella.
