Todavía durante el show previo al comienzo de la gala de los Game Awards, apareció Shady Part of Me. Bajo la premisa de ser un pequeño título de narración introspectiva bien cargado de puzles, con una estética cuidadísima y una potencia visual que firmaría el mismísimo Tim Burton, era fácil dejarse cautivar. Especialmente cuando la fecha de lanzamiento anunciaba su disponibilidad inmediata para Xbox One, PS4, Switch y PC. Algo claro, que venía acompañado de presencia en la nueva generación gracias a la retrocompatibilidad.
Una niña perdida en un universo cambiante
En Shady Part of Me somos una niña. Una pequeña criatura perdida en el universo cambiante de lo que parece ser su propia imaginación y una serie de problemas que llevan atormentándola tiempo sin que tenga más compañía que su sombra, que se proyecta en la pared, pero se mueve de forma independiente y con la que tendremos que colaborar para resolver una serie de puzles.
Estos rompecabezas son la clave misma del título y, salvo en contadas ocasiones, no son demasiado difíciles. La mayor parte del tiempo será llegar a una zona, buscar la forma de avanzar y conseguirlo en apenas unos segundos. Shady Part of Me no quiere que nos atasquemos demasiado y nos permite utilizar el ensayo y error mediante una mecánica para retroceder en el tiempo si se cumplen las condiciones que pondrían fin a nuestra partida.
Así, mientras la sombra utiliza para desplazarse las proyecciones en la pared y tiene que estar constantemente a la luz para no desvanecerse entre el resto de la oscuridad, la niña necesita justo lo contrario debido a un increíble miedo a estar iluminada y hacerse visible para todos los demás. Profundizando con estas dos particularidades tan antágonicas en una historia intencionadamente incompleta que, hasta la catarsis final, debe ser interpretada por el propio jugador.
Puzles y superación de miedos
Las premisas jugables de Shady Part of Me funcionan desde su mismo planteamiento. Sea lo que sea lo que estamos haciendo sabemos que requiere importantes sacrificios por parte de la protagonista. Un esfuerzo que se basa en el trabajo constante para poder superar los miedos y acabar encontrando una salida que se empieza a mencionar desde el mismo comienzo de la obra.
El viaje, con una duración estimada de algo más de cinco horas, nos lleva a lo largo de diferentes actos y va aumentando la complejidad de los rompecabezas. Se añaden nuevas mecánicas que acaban por combinarse con las anteriores sin que haya un escalado en la dificultad demasiado pronunciado salvo en dos o tres ocasiones de entre las decenas de rompecabezas con los que cuenta el título.
Sin embargo, las ocasiones en las que los puzles se ponen difíciles acaban resultando frustrantes. En una curva de dificultad tan suave y que te prepara para cada pequeño desafío exigiendo solo que tengamos voluntad de superarlos, es fácil sentir la injusticia de un reto que los desarrolladores no han acabado de calibrar.
El problema con respecto a esto es que Shady Part of Me es una obra bastante cruda y misteriosa, pero en la que es fácil darse cuenta del mensaje general y el tono positivo en el que aporta. Una metáfora constante de puzles como pequeños desafíos que trata de enseñarnos que siempre hay que tirar para adelante y que conseguir el objetivo de encontrar la salida al que quiera que sea nuestro problema depende de darnos cuenta de que el reto no es tan grande, algo que se rompe en esas tres o cuatro ocasiones pero que resulta muy difícil pasar por alto.
Cuando la dificultad es un obstáculo para el mensaje
Si el error de los picos poco justificados de la dificultad duele es porque va contra una obra en la que todo lo demás apunta a la misma dirección. Desde la capacidad de rebobinar para volver a encarar los problemas desde otra perspectiva hasta el apartado visual invitan a un optimismo creciente en el que no se hacen grandes alardes de celebración, pero sí se saborea cada pequeño triunfo.
Tenemos un total de cuatro actos a los que se suma un prólogo. Avanzamos en un periodo de altibajos en el que siempre estamos buscando una salida para la niña y la sombra, que se comunican como seres independientes en conexión creciente mientras nos vamos dando cuenta de que la diferencia entre ambas actúa en realidad como complemento. Una es la voz interior de la otra.
A medida que avanza Shady Part of Me se genera incluso una relación de dependencia que va mucho más allá de resolver rompecabezas. Alejar a niña y sombra se convierte en un hecho doloroso y durante todos los tramos en los que es posible hemos tratado siempre de mantenerlas en la misma zona de la pantalla, dudando de si separarnos demasiado podría hacerla desaparecer. Algo que de lo que el juego parece consciente y aprovecha en ocasiones.
Un juego digno de Tim Burton
El apartado visual de Shady Part of Me nos dará las claves para ser capaz de entender la obra y está tremendamente trabajado. El título es capaz de lograr momentos visuales de extraordinaria potencia que se mezclan con los puzles dándole un toque mágico a la combinación de movimientos 2D de la sombra y 3D de la niña. Cada una se mueve en su universo y un simple vistazo a la pantalla es suficiente para saber en que fase estamos de nuestro desafío de superación
Por si fuera poco, también tenemos una banda sonora que sabe cuando cargar con fuerza y cuando mantenerse en un discreto segundo plano que refuerza determinados momentos. A esta le acompañan, además, unas voces con un doblaje al castellano de primera calidad y que también podemos disfrutar en caso de preferir la versión original en inglés.
La ficha completa
- Título: Shady Part of Me
- Desarrolla: Douze Dixièmes
- Plataformas: PS4, Xbox One, Switch y PC
- Fecha de lanzamiento: Ya disponible
- Precio: 14.99€