Cuando hacemos la lista de títulos imprescindibles para cualquier jugador independientemente de su plataforma de cabecera, Age of Empires ocuparía las posiciones más honrosas de la tabla. La franquicia es uno de los grandes baluartes de la estrategia a tiempo real y se ha convertido, con el paso de los años, en un clásico injustamente olvidado que llevaba tiempo sin recibir una nueva entrega hasta la revisión de AoE II.
Lo que hoy nos traemos entre manos con la Definitive Edition del tercer juego numerado de la serie no es exactamente ese fruto que todos los jugadores estaban esperando. Toca tener un poco más de paciencia para ese número cuatro que nos maravilló en 2019. Sin embargo, los entrantes son el plato fuerte de cualquier cena y en está gastronomía de lucha imperialista no iba a ser para menos.
Age of Empires está de vuelta
Aunque la saga Age of Empires no es la primera que se nos viene a la cabeza cuando hablamos de un remaster o remake, lo cierto es que no le viene nada mal. Que no sea nuestra idea inicial solo dice cosas buenas de su jugabilidad, una apuesta segura que se mantiene prácticamente intacta. Ese es el motivo de que la novedad principal se centra en el apartado gráfico y artístico que apenas había aguantado el pasar de los años.
Sin embargo, el lavado de cara es total. Puede que no sea exactamente lo que esperaríamos en gráficos punteros con la nueva generación de consolas y las tarjetas gráficas RTX 30 a la vuelta de la esquina, pero es mucho más que funcional y nos permite asumir nuestro papel colonial a la perfección. La revolución va a tener que esperar un poco más, pero el título aguanta el tirón y es prácticamente otro juego si lo comparamos con el original lanzado en el año 2005.
Eso sí, aunque sean lo que más llama la atención a primera vista, no es el único añadido. Las mejoras visuales están bien, pero los jugadores ávidos de Age of Empires 3 encontrarán en esta Definitive Edition dos atractivos mucho más suculentos: la Civilización Hinca y el Imperio Sueco. Novedades en lo jugable que, más allá de los posibles problemas de equilibrio de los nórdicos prometen dar horas de diversión a un juego que cuenta con un total de 16 imperios todos con sus metrópolis únicas para enviar recursos.
Cada clase con sus propias características y barajas en un título de digestión lenta y que nos obliga a asimilar una cantidad de información aberrante y, aun así, es capaz de tenernos con la cara a escasos centímetros de la pantalla mientras coreografíanos movimientos coordinados entre teclado y ratón y vamos aprendiendo macros.
¿Qué novedades hay en Age of Empires III: Definitive Edition?
Age of Empires III: Definitive Edition tiene un buen puñado de novedades jugables. Es una de las señas de identidad de esta nueva versión: la elección de añadidos sobre revisiones. Hay mucho de ambas, pero destacan los nuevos modos de dificultad y las nuevas Revoluciones que prolongan la vida útil de un título que de por sí ya ofrece un extraordinario número de horas y universos en los que perdernos.
Para los veteranos también llegan añadidos interesantes al multijugador de los que carecía Age of Empires III. El modo espectador, el Matchmaking y las tablas clasificatorias con rango son unas adiciones necesarias. Quizá el punto competitivo que le faltaba a la entrega y en el que siempre ha ido un poco por detrás de StarCraft, que hasta ahora era su gran competidor.
Estamos hablando de un regreso a lo grande directo al corazón de los veteranos de la saga. No es nada que no se esperen los jugadores acostumbrados a Age of Empires, pero ojo, que esto no le resta ni un poquito de mérito a lo que han conseguido hacer con la Definitive Edition.
¿Y para los nuevos?
Llega el momento de hacer un ejercicio de transparencia: yo era uno de esos jugadores que nunca se había parado en la saga Age of Empires. A la falta de ordenador en otros tiempos se unía ahora la pereza de entrar a una franquicia que parecía demasiado complicada. Quizás os preguntéis por qué demonios os cuento esto. Es fácil: no me gustaría que lo dejaseis pasar como hice yo hasta que no tuve más remedio.
No parecía un juego fácil de analizar ni de jugar y ha sido abrumador, pero solo en el buen sentido. Desde el primer momento Age of Empires 3 te lleva de la mano con unos tutoriales muy bien trabajados y que enseñan las mecánicas básicas para que seas tú quien vaya marcando su propio ritmo. Si quieres conseguir tropas hasta ganar por pura superioridad numérica es viable y si esperas hacerlo en un tiempo récord, aunque te estampes cien veces en el mismo muro, pues también.
Al final, el juego te suelta una vez te ha entregado las herramientas para que seas tu el que vaya aprendiendo según su ritmo y sus capacidades. Las tres campañas son divertidas independientemente de cómo queramos afrontarlas y tenemos una novedad más que hemos reservado para este apartado porque es, básicamente, un tutorial convertido en desafío: El arte de la guerra.
Este nuevo modo que debutó en la Definitive Edition de Age of Empires II nos permite entrenar diferentes conceptos del juego que van desde la economía básica del inicio de partida hasta las batallas. Nos pone situaciones de juego reales para que vayamos haciendo a nuestro ritmo con desafíos de tiempo bastante exigentes para los mejores registros y asequibles para la medalla de bronce. Una idea que seguro que pica a más de algún viejo amigo de la saga pero que como jugador nobel también ha entrado directa por mis ojos para enseñarme a jugar.
Perderse la oportunidad de jugar a Age of Empires III: Definitive Edition por creer que es demasiado complicado no tiene razón de ser y, aunque puede ser un error habitual para los jugadores que entréis al mundo del PC, deberíais de pensarlo dos veces antes de desechar la oportunidad.
La profundidad de siempre
Sin embargo, que este alegato a los jugadores inexpertos y mi confesión no os alejen de la realidad. Las horas jugadas a Age of Empires III: Definitive Edition a lo largo de estos días solo han sido superadas por el metraje devorado tratando de entender el sistema de barajas y las posibilidades de entrega desde la metrópolis hacia la colonia. Un mundo complejísimo donde si queremos una experiencia completa tendremos que dedicar grandes cantidades de tiempo.
La comprensión de todas las variables es un trabajo a tiempo completo. Una vorágine de posibilidades con cada imperio de los dieciséis presentes en el juego y que hará prácticamente imposible dominar todos. A eso hay que sumar la capacidad única de los edificios y el manejo de las tropas de cada uno para entender la complejidad que trae el RTS de antaño.
Por fortuna seguimos contando con las escaramuzas contra la Inteligencia Artifical para poder ir practicando con todos ellos. A excepción de la historia y las Revoluciones, esta es probablemente la alternativa más interesante para los jugadores que quieran disfrutar del juego en formatos de un solo jugador y revivir los sentimientos que solo podía transmitirnos el viejo Pentium 4.
Afortunadamente, esta vez tenemos todo desbloqueado desde el comienzo, asegurando una integridad competitiva que toma cada día más valor en los títulos y que Age of Empires III: Definitive Edition trata de ensalzar ofreciendo partidos clasificatorios en todos los modos. Un pique de otra época aderezado con la campaña del juego original y sus dos expansiones para ir desconectando cuando tengamos el cerebro cansado de darle vueltas a las combinaciones infinitas.
Apartado Técnico
Una parte que se ha convertido en un imprescindible desafortunado de los análisis de PC es el de inconvenientes técnicos. Afortunadamente en este caso no hay mucho de lo que lamentarnos. A lo largo de todo el tiempo invertido en Age of Empires III: Definitive Edition no hemos encontrado ningún problema notable. En cuanto a rendimiento el juego se mantuvo estable ofreciendo 55-57 cuadros por segundo.
Se podría echar en cara al equipo la necesidad de una mayor optimización, pero no hemos encontrado ningún tipo de bug ni problema jugando a una resolución de 1920x1080 con estos cuatro ingredientes principales en la configuración de nuestro PC:
- Tarjeta gráfica: Nvidia GeForce RTX2070
- Procesador: Ryzen 7 2700x
- Memoria RAM: 16GB DDR4
- Almacenamiento: HDD*
*En un disco duro HDD los tiempos de carga se hacen algo más pesados, pero no es demasiado alarmante y la partida transcurre sin complicaciones.