Summer in Mara ya está aquí y resulta un juego la mar de adecuado para la época que se nos viene. Un soplo de aire relajante y a la vez una experiencia que nos traerá a la mente títulos recientes. El subtítulo del análisis es The Animal Waker, y por si alguien no lo ha pillado del todo, aúna Animal Crossing y The Wind Waker, el Zelda lanzado originalmente en Nintendo GameCube que después sería remasterizado para Wii U. ¿Por qué tiramos de esa simbiosis? Porque en gran medida es justo lo que nos hemos encontrado en esta propuesta que si bien tiene lazos innegables con Stardew Valley parece estar enfocado a un público más amplio, lo que incluye edades en las que empezar a disfrutar de un género, como mínimo, poco explotado en algunos campos, demasiado en otros. Acompañadnos en este análisis, y luego nos vamos a recoger naranjas o algo así.
Volvamos un momento sobre Stardew Valley, si no os importa: hablamos del juego que, pese a su “simplicidad” técnica (acompañada no obstante de un cautivador estilo visual) supo llevar a un nuevo nivel el género de la recolección y administración de recursos, un apartado que parecía reservado en gran medida a los Farming Simulator, pero todos ellos siempre han estado influenciados por una imperiosa necesidad de dominar los aspectos técnicos y la maquinaria. Luego no fueron pocos los que se animaron al tema, algo que también venía heredado previamente de Harvest Moon, que inició esta otra vertiente más parecida en algunos aspectos a un “RPG” (siempre entre comillas). Tras muchos exponentes, Animal Crossing se ha coronado como el más interesante de los lanzamientos recientes en este apartado. Y ahora, Summer in Mara va a coger un poquito de aquí y de allí y presentarnos, con su factura española, una aventura muy relajante.
Somos una niña pequeña llamada Koa que vive con su abuela (adoptiva, pero no os toméis esto como un spoiler, no son ni de la misma especie), que la enseña a cuidar de la isla, de la granja, de las playas… vamos, todo un simulador de mantenimiento pero acompañado de un apartado técnico colorido embaucador. De hecho, su estilo roza el cel shading tanto que las reminiscencias a Zelda: The Wind Waker comienzan en el propio diseño de personajes y acaban hasta en el estilo de la isla y el mar. Pero es que además, en un momento dado, podremos hacer uso de un barco para desplazarnos a otras islas. ¿O es que pensábais que los recursos a administrar en la nuestra eran suficientes?
En Summer in Mara vamos a regar, preparar la tierra, plantar, recoger, limpiar la arena, crear y mejorar herramientas… todo lo necesario para mantener nuestra casa y las tierras aledañas como una patena, haciendo que todo crezca y luzca cuando más florido, mejor. Además, cuenta con diálogos interesantes entre los personajes, que nos hablarán un poco de sí mismos, y veremos cómo la propia Koa va desarrollando su personalidad, o al menos eso parece. Lo cierto es que, además, cuenta con un apartado técnico muy agradable. Colores vivos, formas agradables, entornos que parecen sacados de un cuento y en general, todo con un regusto que va de lo infantil a lo simple y llanamente delicioso en todos los sentidos.
Entonces, ¿por qué no hemos otorgado un sobresaliente al título? Os explicamos: tras días jugando, la sensación ha sido todo el rato la misma. Nos encanta, todo es agradable, todo es bonito, pero aquí no pasa nada. Es cierto, y al igual que muchos en el género, el desarrollo no está motivado por la trama en sí (no la hay como tal), sino por lo que consigamos y cuánto avancemos en cuidado y mejoras, pero es que aquí resulta tan plano que llegamos a perder el interés. Repetitivo y sin un potenciador de interés como en otros juegos, Summer of Mara llega a parecer un juego casi exclusivamente para niños en algunos sentidos, sin que ello signifique nada negativo, pero sí relevante de cara a la repetición continua de patrones.
Tanto a nivel de gráficos como de sonido, estamos ante una delicia. No es un portento en cuanto a detalle y la simplificación es más que visible, pero cumple su labor de ambientación muy bien. La influencia de juegos antes nombrados es más que evidente, y vamos a reconocer incluso algunos elementos como el tamaño de las frutas o el estilo artístico del agua. Funcional, bonito y agradable, como resumen. La ausencia de voces se ve suplida con diálogos e instrucciones (en castellano, y menos mal ya que el juego está hecho aquí). Y aunque nos guste el mix, nosotros hemos echado de menos una personalidad mayor, algo más “único” y que no parezca una herencia de otro producto ya comercializado por alguna otra compañía. Esto lo decimos refiriéndonos a los gráficos, sí, pero por qué no, también al resto.