Vaya por delante que comprendemos que a veces los juegos están realizados por equipos pequeños, admiramos su trabajo y lo agradecemos. Le damos difusión. Vaya por delante, también, que es una opinión lo más imparcial posible de quien suscribe. Pero tengamos en cuenta también que al analizar un juego, estamos informando de la calidad del producto para que tú, mi querid@ amig@ y lector/a, desembolses o no el precio que cuesta añadirlo a tu biblioteca de juegos disponibles. Those Who Remain es un buen intento de cara a hacer un juego de terror. Eso: intento. Puede que sea hacer un spoiler del final, pero no os preocupéis, ahora toca desgranar por qué. Eso sí: de hace unos años hasta hoy, existe un tendencia hacia el terror en primera persona con elementos psicológicos y cumplen algo todos: soledad y un nombre evocador (piensan). Vamos a ver esta vez de qué se trata.
Edward está en la dolorosa tesitura de querer pegarse un tiro porque las cosas le han ido malamente, por lo visto, así que ahora cuando la palme, apareceremos en otro sitio. En un pueblo (la vida reposada de los pueblos, que hay que fomentar turismo de interior) en el que aparecen unos señores con armas cortantes y muy mala leche. ¿Cómo hemos llegado aquí y por qué quieren abrirnos en canal? Pues vamos a averiguarlo en cerca de cuatro horas. El juego consiste en explorar y resolver algún puzzle de esos que nos gustan, además de llevar a cabo elecciones. No hay combate: huye o muere. Piensa (no tanto, la verdad, no son grandes desafíos, pero un servidor tampoco disfruta si se pasa media tarde ordenando libros de Shakespeare) y ale, a atravesar casas, supermercados y todo eso vacío. Ni que eso de entornos vacíos en exterior nos recordase a algo… En muchos puntos hemos sentido cierta inspiración en Layers of Fear al desplazarnos, pero nada más lejos: pertenecen a una esfera similar, nada más.
La cuestión es que, sin soltar el botón de correr y tras hacer algunas elecciones (porque hay varios finales), el juego se acaba y no tenemos muy claro qué es lo que potencia las ganas de jugar. Lo diré sin rodeos: lo de esperar miedo, ver incluso una atmósfera que invita a ello y luego no asustarme, es algo que a mi, personalmente, me disgusta. Y es que no, no llegamos a asustarnos, no tenemos esa sensación de peligro. El juego no es un desafío ni en dificultad ni por la supuesta tensión que trata de transmitir. Porque lo cierto es que no lo hace. No logra esa chispa, ni que demos un bote en la silla. Y lo de fomentar la rejugabilidad es algo que queda fuera de la órbita del título. Y es una auténtica pena, porque han sabido poner buenos ingredientes, pero es como si no se hubiesen cocido bien.
título cuenta con una espléndida ambientación, que si bien deja confuso, juega con nosotros y nuestra (des)orientación continua. La oscuridad se cierne por los rincones y la verdad es que consigue su cometido. El problema aquí es, más que nada, el contenido. De hecho, a nivel gráfico, cuadra bastante bien con la etapa en la que nos llega, ya con el motor bien exprimido y adaptado a las consolas actuales (por no hablar de PC, donde hemos hecho el análisis). Tampoco es un a joya de la corona en términos gráficos, pero sí muy vistoso y útil en general en ese campo. El diseño de lo que vamos a encontrar está a bastante buen nivel en general.
En términos jugables, el título cumple y el control (bastante sencillo, más que nada vamos a corretear y pulsar algunos elementos, nada más). Es fluido y bastante preciso en general. Decir también que eso de las elecciones está bien, pero en realidad no entendemos por qué lo meten a la hora de jugar, dejándonos descolgados. Y sí, probablemente sea una forma de que el jugador se interese por volver a jugar. Y puede que ocurra. Pero por lo vivido, nos extraña a horrores. Pese a ello, funcionar, funciona, y las persecuciones, si bien no tienen mucho encanto, no son frustrantes. De hecho, son el momento más tenso del juego, porque los puzzles, bastante sencillos, no nos han provocado esa satisfacción de “conseguido” que a veces tenemos cuando algo merece un buen esfuerzo.
En términos sonoros, no hemos oído nada muy memorable. Cumple su función sin alardes, y eso le daría el aprobado, por supuesto, en ese campo. ¿Qué nos queda por decir? Que es una pena absoluta que Those Who Remain se quede así. El trabajo de Camel 101 merecía bastante más, y probablemente es, simplemente un paso más en su andanza hacia grandes títulos. Es un título que vamos a disfrutar si nos apasiona una barbaridad el género y no aguantamos de ganas por huir de bichos en un pueblo medio a oscuras. El abuso de un género suele traer problemas.