Una gran comunidad. Una idea curiosa. Y ante todo, muchos túneles por visitar y mucha piedra que picar, para ver si nos metemos más hasta el fondo. Hablamos de minería, claro. Bienvenidos a Deep Rock Galactic, un título que a los fans de la las galerías subterráneas (en este caso con toques de shooter) no les dejará indiferentes, y que demuestra que un buen uso de los recursos va muchas veces por encima de un apartado técnico brillante. Preparaos para recolectar materiales y para enfrentaros a cantidad de bicharracos. Parafraseando a cierto sabio “aquí abajo no hace falta tener ojos, regálamelos”. El título llevaba en fase de pruebas y evolución desde 2017, pero ahora ya está aquí la versión “final” o “completa”, para adaptarnos a la realidad y los cánones de los títulos a día de hoy.
Primero: nos vamos a hacer de un enano con pinta de mala leche que podremos maquear a nuestro gusto con cierto nivel de personalización y que tienen pinta de haberse curtido al máximo a base de misiones. Regordetes y simpáticos personajes, sin duda (sobre todo cuando jugamos en multijugador). Fuertes, bajitos y robustos, se darán la gran vida en el bar a base de bebercio (siempre que tengamos pasta para ello) y de bailar como auténticos campeones en la pista de la cantina de la nave. Un lugar muy social del que os hablaremos después. Y es que esto va de customizar, excavar, extraer y volvemos a empezar. Ahora sí, toca elegir. Hay varios tipos de personaje: explorador, perforador, ingeniero y artillero. Cada uno tiene una habilidad: crear plataformas, perforar más rápido, tener una tirolina para alcanzar puntos o disparar como una bestia. Son algunas de las opciones de movilidad dentro de la mina. Y ahora toca, aprovechando estas capacidades, descender a las profundidades con nuestra perforadora, y comenzamos lo bueno.
Tenemos que comprender que Deep Rock Galactic bebe en gran medida de Minecraft en algunos sentidos, a la vez que adapta elementos de shooters. Las cuevas y túneles se cartografían en un sistema de exploración 3D que llevamos en la muñeca. Nos vamos a mover por estos entornos en primera persona con una serie de objetivos, que suelen centrarse en la consecución y recolección de uno o más materiales u objetos mientras rompemos paredes y las atravesamos. Debemos valernos de nuestras habilidades (propias de cada clase) pero todos pueden avanzar de una manera más o menos laboriosa. ¿Y por qué decimos esto? Tal como ocurre en cualquier juego diseñado para disfrutarse en escuadrones, la verdadera esencia del juego se alcanza cuando nos juntamos con 3 amigos (si no tenemos amigos - que jueguen - no pasa nada, el título nos empareja, es como ir a una feria sureña y seguro que alguien aparece) y empezamos a explorar.
Las galerías están separadas por moles de tierra compactada que, siempre que nos orientemos, podremos ir atravesando. Todo esto está muy bien y podríamos estar ante una experiencia satisfactoria y hasta relajante. Y satisfactorio sí que es: relajante no. ¿Por qué? Muy sencillo, vamos a enfrentarnos a hordas de enemigos que se abalanzan sobre nosotros sin piedad. Insectos y monstruos de las profundidades irán a proteger sus huevos (sí, de los que crían) y a poner orden en sus dominios. Oleada tras oleada, vamos a tener que repeler agresivos ataques a base de disparos, crear torretas (si tenemos esa habilidad) y movernos lo más rápido posible. Todo esto no sería posible sin nuestra “mula”, un robot que nos acompaña, absolutamente todoterreno y en el que vamos a depositar nuestra recolección. Acudirá cuando se lo pidamos e igualmente es capaz de escalar y dejarse caer.
Hay mucho que recolectar y echar en nuestra “mula”, ya que sólo de esa manera podemos incluso pedir que nos envíen una cápsula con recursos como munición, cosa más que necesaria, ya que más allá de las útiles linternas que lanzamos para ver algo más (recordad que estamos en penumbra), las granadas y los proyectiles serán básicos para salir adelante. Una vez conseguido, recolectado, pedimos extracción. ¿Y a que no sabéis qué? Tras hacer filigrana para llegar al último punto, desorientarnos y enfrentarnos a todo, nos viene una enorme oleada mientras retrocedemos todo el camino hasta la máquina que nos devolverá a la superficie. Éxito. ¿Y esto engancha? Una absoluta barbaridad si os gusta el género. Y ya arriba es donde nos ponemos finos: estemos solos en multijugador, podemos jugar a minijuegos, podemos customizar a nuestro personaje (hasta sombreritos) y lo más importante: mejorar sus atributos. Ahora tardaremos menos en recargar, o en llevar a cabo algunas acciones muy necesarias. No os quepa duda: tenemos horas y horas por delante.
Con una comunidad activa, el juego no puede valorarse en cuanto a duración horaria, puesto que podemos hacer deshacer, rehacer y probar con amigos de distintas maneras, es más lo que a uno le apetezca. Técnicamente, hablamos de un título que bebe de la esfera indie, con aspecto de ciencia ficción en muchos sentidos (incluidos los diseños) y que no obstante hace un trabajo muy bueno en ambientación y en colorido. La sensación opresiva y de claustrofobia está muy bien reflejada en todo momento y el diseño de las galerías funciona a la perfección para sacar adelante la situación con las habilidades. Sin ser un título puntero en este sentido, buen trabajo