Los responsables del remake no oficial de Resident Evil 2 aterrizan en consolas, después de hacerlo en PC en 2019, con su juego de terror inspirado en la franquicia de no-muertos de Capcom. Daymare: 1998 es el resultado del trabajo de un estudio italiano, Invader Studios, que ha querido plasmar su amor por Resident Evil con este título.
Daymare: 1998 nace a raíz del impacto que tuvo Resident Evil 2 a finales de los noventa (en el año que porta el juego de Invader Studios en el título), eso es innegable. La cantidad de referencias y conexiones que hay entre ambos hace que Daymare sufra de una cosa: que permanecerá siempre a la sombra de Resident Evil. Se trata de un juego menor que utiliza las mismas fórmulas de Resident Evil incorporadas a partir de la cuarta entrega, y las ejecuta de un modo algo alternativo para que los jugadores puedan tener un survival horror con toques diferentes a los de la saga de zombies de Capcom.
No obstante, el sello autoral que deja en la obra es tan nimio que jamás poseerá de una autoridad propia que le permita destacar en el género de forma individual. Ahora bien, eso no implica que no pueda ser un disfrute para los jugadores que amen el terror y, más en concreto, el survival horror y quieran pasarse todas y cada una de las entregas del género que se lanzan. Sea cual sea su origen o finalidad.
Las principales modificaciones que realiza Daymare: 1998 con respecto a Resident Evil, es el sistema de recarga y funcionamiento de inventario. Las últimas entregas de Resident Evil se empezaban a sentir alejadas de la fórmula del suvival horror. El reciente Resident Evil 3: Remake es un claro ejemplo de ello, puesto que sirve como perfecta ilustración de la derivación que Capcom estaba realizando a finales de los noventa, y que culminó con un Resident Evil 4 híbrido a caballo entre la acción y el terror que prefería ofrecer a los usuarios unas mayores dosis de acción que de suspense. Daymare: 1998 no busca generar ningún tipo de sensación en el jugador que no gire en torno al agobio, claustrofobia y terror.
Por decirlo de algún modo; Daymare solamente extrae con su jeringuilla los ingredientes que hacían que Resident Evil fuera considerado uno de los juegos de terror más espeluznantes que jamás han existido. Cosa que, por otro lado, no es fácil. Como tampoco es fácil mantenerse en ese podio a lo largo y tendido de más de veinte años. Daymare: 1998 presenta una variedad de escenarios más que satisfactoria que nos traslada a un montón de localizaciones diferentes: un hospital, una morgue, cloacas, bases secretas, etc. Para tratarse de un juego independiente, lo cierto es que en ese sentido se siento como un triple A cualquiera, puesto que vamos a de un lado para otro constantemente y no estamos demasiado tiempo en ninguna zona para que esta no termine siendo demasiado repetitiva.
Esos escenarios se irán "desbloqueando" a medida que avancemos en la historia, que como no podía ser de otro modo nos pondrá contra las cuerdas, como protagonistas, porque tenemos que salvar a la humanidad de un peligroso virus que convierte a las personas en peligrosos monstruos escupe ácido con cara de pocos amigos, y con un hambre que nos dejaría los huesos sin piel.
La atmósfera de género con la que el estudio baña a Daymare: 1998 también es más que correcta. Realizando múltiples referencias, no solo a Resident Evil, sino también a un puñado de largometrajes y directores especializados en cine de género que hará las delicias de cualquier amante del cine. En ese sentido, se puede respirar en Daymare un amor por el terror poco inusual para la mayoría de videojuegos de terror. Sí, como decíamos prácticamente en su totalidad está sacado de Resident Evil, pero también se pueden encontrar todo tipo de guiños que enriquecen su lenguaje audiovisual y hacen que el juego gane cierta profundidad a la hora de contar su historia.
Ahora, que sea un “hermano menor” de Resident Evil no implica que no vaya a ser duro de pelar, porque la dificultad que presenta Daymare: 1998 es para quitarse el sombrero. Se toma la fórmula del survival horror muy en serio y no permite que los jugadores vayan a ganar ningún enfrentamiento con los monstruos que nos topamos si no se hacen las cosas como es debido. El gunplay que presenta es algo tosco al principio y cuesta horrores hacerse a él, puesto que la movilidad de la cámara es algo reducida y las armas tienen cierto retroceso que pueden hacer que las pocas y escasas balas que recogemos vayan a parar a cualquier parte menos a la cabeza del zombie o monstruo.
Como ya os podréis imaginar por lo que acabamos de explicar, aquí todos los recursos escasean de forma notable: munición, salud, cargadores, estimulantes, etc. Hay que ir con muchísimo cuidado para gestionar todo lo que recogemos del modo perfecto. De lo contrario, es posible que hasta tengamos que dar marcha atrás en algún punto y volver a empezar alguna zona, porque os aseguramos que aquí cada bala cuenta y los enemigos no caen precisamente de un solo impacto, sobre todo los mini-bosses de zona que nos podemos encontrar.
El peor enemigo con el que tendremos que lidiar, y donde residen los mayores puntos negativos de Daymare: 1998, serán la movilidad y la recarga. Esta última no es como los shooters actuales, ni siquiera como los últimos Resident Evil. Hay dos formas de recargar nuestras armas: con una recarga "manual" en la que tendremos que acceder al inventario para combinar la munición con nuestras armas. Y otra un tanto más rápida que nos permite cambiar directamente de cargador de forma habitual pulsando, en nuestro caso, el cuadrado. Es un acierto por parte de Daymare: 1998 que el jugador tenga que controlar cuántas balas dispara en cada enfrentamiento y que su puntería deba ser perfecta, pero lo cierto es que a veces ese gunplay nos juega malas pasadas, porque como decíamos es algo tosco y nos hace fallar algún cartucho por culpa de su escueta movilidad.
Eso, sumado a que nuestro personaje no es que tenga una agilidad para tirar cohetes, provoca que las situaciones de enfrentamiento contra los monstruos sean un tanto monótonas y con poco movimiento, puesto que para sobrevivir solo debemos tomar cierta distancia, quedarnos lo más quietos posibles para no fallar balas, y tener suficiente espacio para recargar si la cosa se pone complicada. Lo cual suma en lo que supone a esa sensación de agobio, pero también genera que el jugador se frustre por no poder realizar las acciones que en principio el juego ofrece a priori con soltura.
Donde sí acierta a horrores y da una lección a los actuales Resident Evil centrados en la acción, incluso mismo Resident Evil 3: Remake (que va a caballo entre ambos) es la cantidad y calidad de puzzles que debemos resolver en los diferentes niveles. Estos están repartidos por todos los niveles y aparecen justo en los momentos en los que son más necesarios: después de una zona con mucho tiroteo, tras un seguido de jumpscares o antes de un jefe de zona. Aunque estos últimos más bien son enemigos corrientes que posteriormente se suman a las hordas de monstruos.
Daymare: 1998 consigue allí dar un espacio al jugador y a su vez hacer que el juego no sea solamente un pasillo del terror en el que debemos ir rectos de forma lineal sin hacer un poco de backtracking para investigar qué objetos nos faltan para poder progresar en la historia, a la cual le habría venido de maravilla un lavabo de cara a nivel técnico en su llegada a consolas.
Entrando ahora en aspectos más técnicos, la verdad es que Daymare: 1998 deja mucho que desear. Tanto a nivel visual como en su apartado sonoro. El título luce unos gráficos de pasada generación y eso hace, obviamente, que haya situaciones que se tornen cómicas en vez de terroríficas. No obstante, tampoco es que estemos frente a los peores gráficos que jamás hayamos visto, pero a nivel de producción actual, tanto en indie como en triple A, está bastante por debajo de la media.