Super Crush KO es lo último del joven estudio de Toronto, Vertex Pop. El estudio canadiense, liderado por Mobeen Fikree ha sido el responsable de otros títulos como Graceful Explosion Machine o WE ARE DOOMED que ya nos dan una idea de por donde van a ir los tiros.
Correcto, Super Crush KO es acción pura y dura. Arcade en esencia, nos calzaremos los guantes y nos convertiremos en Karen, una joven que se verá involucrada en un ataque extraterrestre, no precisamente contra la humanidad, sino algo mucho más grave, contra su gato. A pesar de que el argumento no aporta lo más mínimo y resulta simple y poco atractivo, el juego no pretende ir mucho más allá en su guion mas que para utilizarlo de cuña. Cuña perfecta para ponernos al enemigo de frente listo para absorber nuestros golpes.
El juego pone tanto énfasis en ello por que es donde destina todos sus esfuerzos para construir una propuesta mínimamente decente. A través del combate cuerpo a cuerpo y a distancia, nos iremos enfrentando a diversos alienígenas para ir avanzando a lo largo y ancho de sus niveles. Super Crush KO es muy accesible, pero excesivamente simple en todos sus aspectos, incluido en este. El juego nos irá presentando nuevas mecánicas conocidas ya en centenares de juegos. No faltará la esquiva o el calentamiento en las armas. Tampoco faltará el sistema de puntuación en los niveles mediante letras quizás animando a alguien a rejugar sus niveles en busca de una mejor puntuación, un aliciente insulso y que no presenta motivación alguna.
Estos combates insuflan todas sus esperanzas en los combos que podamos realizar, pasando de los puños a las armas como a las habilidades. De hecho, es un sistema de acción ameno y entretenido durante los primeros niveles pero que rápidamente pasa a ser tremendamente soso y carente de interés. Las mecánicas se repiten una y otra vez dejando poco espacio a la improvisación. Lo mismo pasa con los enemigos. Simples y con una IA bastante mejorable. En conjunto nos encontramos ante unos niveles que van incorporando mecánicas a la ecuación, pero con bastante suavidad para no estresar ni exigir demasiado al jugador.
Esto no implica que estemos ante un juego fácil. De hecho, superar sus niveles no resultará excesivamente complicado, pero si lo resultará sacar una buena puntuación. Para ello, la clave será eternizar nuestro combo ya sea con nuestra habilidad de golpear cuerpo a cuerpo y con el arma a distancia. Esto nos ayudará a no romper la cadena y movernos con cierta libertad por el escenario mientras vamos a la caza del siguiente enemigo.
Como comentábamos al empezar, nuestra intención es la de recuperar a nuestro mórbido gato. A través de la progresión de diferentes imágenes estáticas tipo cómic se nos presentará la progresión en la historia, de nuevo, sin demasiados pretensiones ni exigencias de guion.
Su apartado técnico tampoco luce en demasía. Unos modelados simples a nivel de plataformas y enemigos minimizan el impacto y dan una sensación de juego inacabado o poco trabajado. Sin embargo, nuestro personaje jugable cuenta con animaciones bastante fluidas que son, con diferencia, el mejor aspecto del juego ya que fusiona perfectamente la jugabilidad con el control. Super Crush KO responde con exactitud a nuestros movimientos haciendo que la simbiosis entre jugador y Karen sea directa, rápida y muy bien integrada.
La BSO tampoco brilla y contaremos con melodías ochenteras que se limitan a acompañar la acción, añadiendo algo más de azúcar a la ya de por si excesivamente edulcorada propuesta jugable.
Super Crush KO es un claro ejemplo de lo que se cuece en el ecosistema de Switch desde hace ya un tiempo. Por un lado, contamos con las IPs de Nintendo, joyas imperecederas y merecedoras de todos los elogios. Luego tenemos multiplataformas de ayer y de hoy con mayor o menor fortuna a la hora de ser porteadas. Finalmente contamos con decenas de miles de juegos que, como si de un portal de juegos gratuitos se tratase, plaga la store de Nintendo de mediocridad. Super Crush KO estaría en ese impase entre los dos últimos ecosistemas mencionados. Un juego simple y sin nada que aportar más allá de unos minutos de entretenimiento por 13,99 euros, un precio elevado por lo que ofrece a cambio.