Uno de los modos más interesantes de Rocket League es el competitivo. El título de Psyonix nos permite jugar partidas por rango en todos los modos de juego disponibles y no son pocos los jugadores que se establecen como objetivo llegar a una u otra categoría durante las temporadas. Una meta que, además de requerir conocimientos intensivos de las mecánicas de juego, también pedirá que sepamos exactamente cómo funcionan sus sistemas.
Rocket League: Rango y Divisiones
Como en cualquier otro juego, lo único para lo que sirve el rango en Rocket League es para mostrar de forma estandarizada nuestro nivel de habilidad. Así, los jugadores se distribuyen en una pirámide jerárquica cuyo estamento más bajo lo forman los rangos de Bronce y que sitúa Estrella Supersónica en una cúspide prácticamente inalcanzable. De por medio, todos los espacios clasificatorios disponibles: Plata, Oro, Platino, Diamante, Campeón y Gran Campeón.
El sistema no tiene grandes misterios y Psyonix no busco inventar demasiado. Los grandes grupos de habilidad tienen tres ligas y cada liga cuatro divisiones. De esta forma, para pasar de Plata a Oro, por ejemplo, necesitaremos subir 12 peldaños en la pirámide. La receta es sencilla y mucho nos tememos que no hay un santo grial para subir más rápido. Todo depende de ganar más partidas de las que perdemos.
El único rango que funciona de manera diferente es Estrella Supersónica. En él, los jugadores dejan de competir por divisiones y ligas para centrarse solamente en ganar puntos. Es el objetivo final para ‘pasarse’ Rocket League, pero solo el 0,1% de los jugadores son capaces de alcanzarlo, así que como diría el Simeone, lo suyo es ir partido a partido.
MMR y ELO en Rocket League
Como casi todos los juegos competitivos, el rango en Rocket League no es más que una representación visual. En realidad, el título se basa por completo en un sistema de puntuación que se oculta al jugador y que conocemos como MMR (Matchmaking Ratio o Puntuación de Emparejamiento). Este número es el que representa nuestro nivel de habilidad y determina a qué rivales nos vamos a enfrentar cuando jugamos partidas clasificatorias.
A cada rango, liga y división le corresponde un intervalo de puntuación en función al modo de juego. Por ejemplo, bastará con llegar a 1075 puntos para ascender al rango clasificatorio Campeón I. Los límites son estrictos a la hora de subir de rango, pero contamos con una protección de aproximadamente diez puntos en el límite inferior cuando ya lo hemos conseguido. Lo que viene siendo una derrota de margen para que no perdamos nuestro preciado nuevo rango por perder una partida cuando acabamos de subir.
¿Qué influye a la hora de subir nuestro rango y MMR?
Las teorías sobre qué aspectos pueden modificar la puntuación que nos llevamos tras cada partida y ayudarnos a subir de rango son múltiples. Sin embargo, la realidad es que solo hay un factor relevante: ganar. Da igual si lo hacemos con seis goles de ventaja y el rival rindiéndose en cuanto el juego lo permite o si hemos anotado con un rebote de pura suerte en la prórroga. Los puntos MMR que obtendremos son los mismos.
Lo único que afecta a nuestro MMR ganado en cada partida es el nivel medio de habilidad de los rivales. Así, por ejemplo, en caso de perder contra rivales con una media inferior podemos perder más puntos y si damos la machada contra enemigos cuya puntuación media es superior a la nuestra agilizaremos el proceso de ir subiendo. Las ganancias y pérdidas también son más notables al comienzo de la temporada y en las partidas de posicionamiento, pero la media se ajusta a cifras entorno a variaciones de 10 puntos (positivas o negativas) por ganar o perder cada partida.