Vivimos tiempos convulsos en esta nuestra industria. Mientras nosotros cambiábamos, también lo hacían las grandes y no tan grandes empresas del sector. Se abrieron nuevos escenarios y nuevos mercados. Nacieron así los juegos free to play. El embrión de este modelo de negocio nació en gran parte como respuesta a una demanda creciente por parte de un tipo de usuario mucho más volátil y ocasional. Con los móviles todos teníamos un potencial dispositivo donde jugar al juego de los pájaros que chocan con paredes, a los caramelos de colores o a la granja. Pero poco a poco el free to play dejó paso un desarrollo mucho más orientado a la monetización y de como mantener al usuario literalmente enganchado al producto en cuestión. El videojuego se había casualizado en pos de la maximizar el beneficio económico que una empresa podía obtener de sus clientes.
Los barceloneses Undercoders nos traen hoy su particular visión de la situación que vivimos. El estudio catalán, con más de 30 desarrollos a sus espaldas y más de 12 años de vida, han vivido en sus carnes gran parte de esta evolución. Juegos como Angry Ramos o Ola k ase juega ok ase, han sido actores principales de esta transformación, siempre desde una cierta perspectiva satírica y crítica. Hoy, tras más de dos años de desarrollo, Undercoders nos trae su proyecto más ambicioso a la fecha, SuperEpic: The Entertainment War.
En esta ocasión nos vamos hasta el año 2084, momento en el que la industria de los videojuegos ha sido monopolizada por una única empresa, la malvada RegnantCorp. Esta diabólica corporación ha transformado totalmente el concepto del videojuego convirtiéndolo en una herramienta de monetización que mantiene a toda la población adicta a sus productos. Tras captar una extraña señal a través de nuestra consola retro, se nos presentará la posibilidad de combatir y derrotar a esta autoritaria empresa. Así empieza nuestra aventura -y la de nuestra llama- una aventura en pos de la libertad ante la tiranía y la opresión del más fuerte.
Aventura que resultará familiar desde el principio, especialmente en esta generación. SuperEpic presenta una estructura estilo roguelike que no sorprende en su planteamiento. Tendremos un desarrollo que fomentará el back tracking con innumerables pantallas, recovecos o atajos a los que podremos recurrir una y otra vez para avanzar en nuestra aventura. Hasta aquí poco a aportar a la forma actual y existente.
Sin embargo, SuperEpic opta por poner todo su esfuerzo en reforzar el lado más gamberro, ácido y satírico de su propuesta. A lo largo de todo el juego nos encontraremos todo tipo de enemigos de los más surrealistas, algunos incluso excesivamente en disonancia con el entorno que nos ocupa en cada nivel. El apartado de cómo combatimos a estas criaturas no es excesivamente complejo y contaremos con tres armas distintas que se dividen en ataque superior, para lanzar al enemigo por los aires, el ataque frontal y el ataque inferior, para proyectarlo contra el suelo. En estos momentos de combos alocados golpeando diversos enemigos, hemos encontrado algunos de los momentos más satisfactorios dentro de lo que SuperEpic viene a ofrecer desde la perspectiva meramente jugable. Tendremos además todo el elenco de elementos que caracterizan al género roguelike. Contaremos con los save points para restaurar energía y guardar la partida, así como los personajes que nos facilitarán la venta tanto de ítems, como equipación o nuevas habilidades. Ese tono desenfadado sigue vigente en este apartado y encontraremos armas tan bizarras como un pez espada o un desatascador.
Otro elemento donde el juego se siente muy fresco es en sus personajes. Tanto nuestro personaje como todos aquellos que nos vamos encontrando a lo largo de la obra, tienen una marcada personalidad que encaja con aquello que el juego nos quiere transmitir. Estando en RegnantCorp nos encontraremos con diferentes bosses que tendrán un rol claramente identificable dentro de la industria de los videojuegos. Los niveles de humor y de sarcasmo utilizados para cada uno de ellos nos arrancará más de una carcajada. Mientras que las mecánicas de combate no son excesivamente complejas si que lo es la forma de enfrentarnos a ellos. Algunas de estas batallas se basarán en una componente meramente clásica de combate, mientras que otras serán tan ingeniosas y novedosas como superar una fase de SuperEpic en formato 8 bits, por ejemplo. Con esto lo que queremos decir es que Undercoders ha priorizado el qué al cómo, por lo que SuperEpic se siente mucho más cómodo en esos momentos repletos de sarcasmo y diálogo entre los personajes a los momentos meramente de exploración y desarrollo del juego.
Y el que para nosotros ha sido el elemento más destacable ha sido su integración con el teléfono móvil. Mientras vayamos avanzando en la aventura habrá ciertos momentos en los que no podremos superar ciertas barreras. Esto es algo a lo que el género roguelike nos tiene acostumbrados. Normalmente la solución pasa por marcar la ubicación en el mapa y volver a este punto en cuanto tengamos la habilidad necesaria para superar la barrera en cuestión. Sin embargo, en esta ocasión en el nivel aparecerá un código QR que, una vez escaneado, nos llevará hasta los productos de RegnantCorp.
Obviamente estamos hablando de soltar nuestro mando y escanear el citado código con el teléfono móvil por lo que a partir de este momento SuperEpic pasará a un segundo plano y pasaremos a ser uno más de esos usuarios succionados por el yugo de la maligna corporación. Juegos que nos resultarán sumamente familiares y que en muchos casos evocarán videojuegos en los que seguro habremos invertido un tiempo considerable. Una vez superado cada uno de estos minijuegos el software de RegnantCorp se verá estresado y nos brindará un código que nos servirá para desbloquear esta barrera que tenemos ante nosotros. Esta integración nos ha parecido sencillamente genial y permite sumergirse totalmente en la acción de una forma muy satisfactoria y, de nuevo, arrancándonos una sonora carcajada ante cada nuevo minijuego.
Técnicamente el juego ofrece una banda sonora y un apartado artístico muy singular que podrá gustar más o menos pero que encaja con el estilo del estudio, a pesar de sentirse algo desfasado si lo comparamos con mucho de los títulos similares que se pueden encontrar hoy en día para la híbrida de Nintendo, versión que hemos utilizado para realizar este análisis.