Poco se podían imaginar los buenos de Juanjo Guarnido y Juan Díaz Canales que aquella historia de detectives con aire a novela negra que idearon a finales del siglo pasado acabaría convirtiéndose en un producto de culto. Con su primera novela publicada en España a finales del año 2000 y las cuatro historias originales que le siguieron, John Blacksad se ha convertido por méritos propios en uno de los personajes más reconocibles del séptimo arte en nuestro país, y de rebote en algunos países vecinos. Como fan de la saga, como poseedor de los cinco tomos originales, alguno de ellos dedicado, y como amante de las aventura gráficas clásicas, Blacksad: Under the skin se había convertido en la esperanza de poder devorar más aventuras de nuestro gato preferido mientras disfrutabamos de un clásico point-and-click de esos que tanto escasean últimamente.
Blacksad: Under the skin tiene las bases para convertirse en un juego de culto, tanto por su sistema como por el contenido. Algo que ya te adelantamos que no va a conseguir, por una serie de insalvables problemas que te detallaremos un poco más adelante.
Pero vamos primero con lo básico. Esta aventura de Blacksad es en sí un ejercicio de paciencia. Es de aquellos juegos que tenemos que intentar saborear poco a poco y sin prisas, con un sistema de juego adecuado para la propuesta que Pendulo Studios nos hace, y que nos va a llevar a investigar minuciosamente cada uno de los escenarios que nos encontremos a lo largo de nuestra aventura. Acercarnos a cada cajón, a cada cuadro y a cada recoveco que veamos en las diferentes pantallas que visitemos se va a convertir en una constante y va a sentar las bases del juego que tenemos entre las manos.
El apartado visual y sonoro lo vamos a dividir en dos partes. Por un lado tenemos un diseño de personajes y de escenarios impecable, a la altura de lo que se puede esperar de un producto basado en una obra gráfica ya asentada y de la calidad de la que estamos hablando. Aquellos que se acerquen a Blacksad: Under the skin sin conocer la obra de Guarnido y Canales comprobarán que el elenco de animales antropomórficos que dan forma al reparto del juego están elegidos a la perfección. Es un placer comprobar como cada animal encaja perfectamente con el papel que se le da en la obra. Un gorila que hace de eso, de gorila, de matón, de boxeador de barrio contratado como seguridad privada. Un sabueso que no podría tener un puesto mejor que jefe de la policía, una astuta y escurridiza marta que hace las veces de periodista o un bulldog haciendo de policía de aquellos que usan la fuerza bruta tan a menudo como su inteligencia. Esto nos sorprenderá menos a aquellos que ya conocíamos las novelas, pero para nosotros la delicia está en ver a todos estos personajes con voz y movimiento.
En lo que respecta al apartado sonoro podemos decir algo similar. La música de jazz encaja perfectamente en una ambientación que nos recuerda a las novelas negras ambientadas en los estados unidos de mediados del siglo pasado. Todo esto contribuye a crear una atmósfera en la que casi podemos sentir cómo se mezcla el humo del tabaco con el olor del whisky que reposa en el vaso encima de la mesa mientras los hielos tintinean.
Pero las buenas sensaciones acaban muy pronto. En esta ocasión hemos analizado la versión descargable para Nintendo Switch, y Blacksad: Under the skin es demasiado juego para esta consola en todos los sentidos. La primera sorpresa desagradable es el peso de la aventura. Algo que a estas alturas de siglo ya debería estar más que solventado, y que intentamos resolver instalando el juego en una tarjeta de memoria externa. Los dos primeros intentos fallaron tras tres horas de descarga, algo quizá achacable a que la tarjeta de memoria que teníamos instalada quizá ya tenía más kilómetros recorridos que el propio auto de Blacksad. Tras esas horas perdidas y con nuestra paciencia bajando a buen ritmo, decidimos probar la instalación en una tarjeta nueva recién comprada para la ocasión. Una Samsung EVO UHS-I de 64gb que no ha sido suficiente para soportar las cargas del juego. Ahora sí que hemos podido instalar el juego e incluso jugar algunos minutos, pero con tantos problemas de lectura y escritura que se ha convertido en algo imposible de jugar. Una vez hemos desistido de instalar en la tarjeta externa y hemos dicho adiós a algunas partidas de nuestros juegos, por fin hemos podido probar Blacksad: Under the skin con algo más de profundidad. Por desgracia, los problemas de carga han seguido ahí durante toda la partida, aunque menos visibles que con el juego instalado en tarjeta de memoria.
Estos problemas afectan tanto a la velocidad de carga de pantallas, que en más de una ocasión se ha quedado varada en el 99%, como a la velocidad de acceso a los 21gb que ocupa el juego, lo que ha causado ralentizaciones imperdonables o errores de carga en las texturas que nos han obligado a jugar algunas partes recordando la época en la que salió el primer cómic de la serie. Así que si a esto le sumamos las veces en las que el juego simplemente se ha congelado para obligarnos a cerrarlo o las que directamente se ha salido al menú principal de la consola perdiendo por el camino varios minutos de juego, la experiencia no ha sido nada agradable.
Sabemos también, por el feedback de la comunidad, que todos estos problemas se trasladan a las versiones de consolas mayores, como PlayStation 4 Xbox One, por lo que no es un problema de la menor potencia de Nintendo Switch. Quizá con el tiempo salga un parche que solucione estos problemas, pero a día de hoy el ejercicio de paciencia que nos supone Blacksad: Under the skin es agotador. Además, como problema adicional en Nintendo Switch nos encontramos con una conversión que apenas ha sido pulida. Los textos del juego son tan pequeños que en su versión portátil resultan prácticamente ilegibles, lo que nos deja claro que los desarrolladores se han conformado con trasladar el juego en lugar de adaptarlo.
Y es una lástima, porque nos las prometíamos felices controlando al felino detective. La propuesta que nos hace Blacksad: Under the skin es una aventura clásica con algunos elementos más novedosos. A la clásica exploración y los QTE se suman los momentos en los que tenemos que hacer uso de los instintos de Blacksad para intentar averiguar algo más del personaje con el que hablamos. Utilizar nuestro olfato o nuestro oído son opciones que se nos darán en ciertos momentos de la aventura y que nos ayudarán a encontrar pistas. Combinar estas pistas para generar otras nuevas o encontrar soluciones era la gran novedad y la gran esperanza para salvar al juego, pero a medida que pasan las horas hemos comprobado que al final más que deducir por nuestra cuenta acabamos usando el método de ensayo y error para ver qué pistas encajan con las otras, con lo que la promesa de convertirnos en un detective y meternos en la piel de John Blacksad se desmorona como un castillo de naipes.
Tampoco ayuda demasiado el tamaño de los escenarios. Aunque contamos con una localización principal, sobre la que gira casi toda la trama. El gimnasio de boxeo sí es un escenario digno del juego, con los suficientes recovecos para examinar y hacernos sentir que tenemos cierto control sobre la situación. El resto de los que hemos podido visitar ni son tan extensos ni tan detallados como el gimnasio, lo que en general deja una sensación más amarga y nos hace quedarnos con ganas de más. El sistema de juego propuesto además nos obliga a encontrar todas las pistas necesarias en cada escenario antes de permitirnos avanzar al siguiente, lo que interrumpe la sensación de libertad y nos la sustituye por la de cierta linealidad que no le va nada a este tipo de aventuras.
Pero no todo es tan negativo, y es que el punto fuerte de Blacksad: Under the skin es, como no podía ser de otra forma, su narrativa. El simple hecho de que estemos ante una nueva aventura sirve de acicate a los lectores para acercarse a Blacksad: Under the skin. Además, solo nosotros entenderemos algunos de los múltiples guiños que durante la aventura se hacen en forma de referencia a los cómics. Por poner un ejemplo y sin estropear nada de la trama, si examinamos el coche de John, nos dirá que “aunque preferiría un Cadillac amarillo, no está mal”, en clara referencia a la última novela publicada en la que recorría el sur de los Estados Unidos en un coche así. Conocer como acaba esta historia mientras la protagonizamos, y recoger todos los coleccionables en forma de cromo que encontraremos en nuestro deambular por los escenarios, son los mayores alicientes que nos ofrece Blacksad: Under the skin. Muy poco para lo que se esperaba.