Hay varios momentos bastante remarcables en Hitman 3. En uno de ellos, tras infiltrarme como miembro de una junta directiva, la responsable de un restaurante chino que ejerce como tapadera me hace una visita guiada en unas instalaciones ocultas tras el local. En ese momento, mientras me contaba todo el proceso, mi mente estaba puesta en sortear las medidas de seguridad para ocuparme de mi objetivo, mientras la ignoraba y, con sangre fría, tenía que sortear un cacheo de seguridad. Cuando un juego consigue un nivel de implicación tan algo, en el que tu cabeza no para de pensar cuál es el siguiente paso a dar y cómo salir de esa situación sin armar mucho revuelo, es muestra de que todos los engranajes funcionan correctamente.
Hay muchas situaciones así a lo largo de Hitman 3, que pone el broche final a las trilogía iniciada por IO Interactive en 2015. Ese punto se marcó como un reinicio, probando modas del sector como los juegos episódicos. Afortunadamente, ese formato quedó atrás y ahora podemos vivir de una sentada la experiencia de ser el Agente 47; de ser un auténtico maestro del disfraz. Un cierre que está a la altura y que sirve de homenaje a las últimas tres entregas del asesino del código de barras. Ahora toca un descanso largo, ya que el estudio danés está centrado en el desarrollo de un juego basado en el universo James Bond. Seguro que bebe mucho de nuestro calvo favorito.
Si os lo preguntáis, podéis estar tranquilos: Hitman 3 está a la altura. Y, de hecho, es serio candidato en convertirse en el mejor de la trilogía, ya que algunos de sus niveles están hechos con un cariño tremendo; a lo largo del juego vivimos momentos sacados de las mejores películas de espías o de misterio.
Se me viene a la cabeza el nivel basado en Dartmoor, donde tenemos que acabar con el objetivo marcado, pero en el camino podemos disfrazarnos de detective privado. Ha habido una muerte en el hogar y tenemos que interrogar a los miembros de la familia o testigos: todos son sospechosos, incluyendo, por supuesto, el mayordomo. Para ello, debemos explorar la casa en busca de pistas para determinar a quién incriminar; por momentos cada a un segundo lado nuestro objetivo y nos olvidamos casi por completo, solamente para resolver el misterio. Hablamos con todos los miembros del hogar -y tendremos ganas de cargarnos a todos-, cuando verdaderamente, el peligro somos nosotros y nadie lo sabe.
Como ocurría en los juegos anteriores, Hitman 3 va de tener sangre fría. Hay momentos en los que nuestros objetivos se nos presentan delante de las narices. Lo fácil sería apretar el gatillo y convertir el juego en un Call of Duty cualquiera. Pero esto va de elegancia. De sutileza. La verdadera esencia discurre en acabar con nuestro objetivo sin que nadie se percate de lo ocurrido.
Para ello, debemos esperar al momento adecuado, que se generará en base de nuestras decisiones, acciones y en la exploración del terreno. Siguen presentes las revelaciones de oportunidad, que iniciarán en pequeñas subtramas en las que se nos brindan formas particulares de acabar con los objetivos encomendados. Bien es cierto que hay algunas situaciones bastante surrealistas por su contexto y ejecución, nunca mejor dicho. Aunque ponen la nota de humor.
La verdad es que el juego no inventa nada que no hayamos visto ya en las anteriores iteraciones; pero es que tampoco lo necesita. La línea continuista es siempre peligrosa y, aunque no haya acciones u objetos nuevos verdaderamente remarcables, no se aprecia agotamiento como podría ocurrirle a cualquier otro juego con tres entregas en cinco años.
Ayuda que, cada misión, se siente prácticamente como una película diferente. Eso sí, todas ellas subyagadas a la trama que, aquí concluye, al menos por ahora, las andanzas del Agente 47. Con una última misión, por cierto, que nos han vendido como épica y dramática, pero quizás sea la más floja de todas las vistas hasta ahora, ya que está más enfocada a la acción que al sigilo, alejándose de la esencia del personaje.
Dependiendo de lo puristas que seáis, podéis completar el juego en unas 10 o 12 horas. Al menos la primera pasada. Pero, como en los anteriores, os quedaréis con la sensación de solamente haber rascado la superficie. Basta con repasar el listado de desafíos para comprobar de que hay numerosas formas de proceder en cada misión para cumplir con lo encomendado.
Eso os hará revivir cada viaje desde diferentes perspectivas, desbloqueando cada vez nuevas opciones u armas. O poniéndoos a prueba en los tres niveles de dificultad. Además, también está la opción de transferir los datos de los juegos anteriores y revisitarlos. Si os sirve de guía, al acabar Hitman 3 he vuelto a comenzar la primera entrega: me he quedado con muchas ganas de más.
También hay que echar un vistazo al apartado técnico, en el que sí que se aprecia un salto cualitativo. Hemos analizado Hitman 3 en la versión de PS5, disfrutando de resolución 4K, 60 frames por segundo estables y soporte HDR. El motor Glacier hace delicias y brilla en su ejecución, tanto de modelados, como de texturas y estabilidad. Se aprecia el salto evolutivo y eso que estamos solo ante los primeros pasos.
Algunos niveles, como el de China, es espectacular a nivel visual por los reflejos de sus edificios repletos de neones. Otros, como el de Dubai o el de Mendoza, son capaces de tener hasta a 300 NPC al mismo tiempo en una ubicación; y no se tratan de caras repetidas. Cuando otros lanzamientos han sido un caos a nivel técnico, IO Interactive ha hecho un trabajo, simplemente, perfecto.
Por último, cabe recordar dos pequeños apuntes. Hitman 3 es compatible con PlayStation VR, ofreciendo meternos en la mente más que nunca de Agente 47 y vivir sus aventuras desde una perspectiva en primera persona; aunque no hemos podido comprobar su acabado en nuestro análisis. También, que el juego está disponible en Stadia o en Nintendo Switch, gracias al poder de la tecnología de la nube.
La ficha completa
Título: Hitman 3
Desarrolla: IO Interactive
Plataformas: PS4, PS5, Xbox One, Xbox Series X|S, PC, Stadia y Switch
Fecha de lanzamiento: 20/01/2021
Precio: 69.99€