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Análisis de The Last Campfire, lo nuevo de los creadores de No Man's Sky para PS4, One, Switch y PC

Análisis de The Last Campfire, lo nuevo de los creadores de No Man's Sky para PS4, One, Switch y PC

Hello Games celebra su décimo aniversario con The Last Campfire, una propuesta emotiva y tenue que destaca por su narrativa y resolución de puzles.

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Hello Games es un estudio conocido principalmente por No Man’s Sky, la polémica aventura intergaláctica que otrora era exclusiva de PS4, y con la que Sean Murray nos vendió el oro y el moro. Al final, y gracias a las actualizaciones y expansiones, el juego se ha convertido en algo parecido a lo prometido inicialmente. Y aunque estemos recordando el caso, no sería justo quedarnos solo con este detalle, ya que lo evidente es que hay mucho talento en el equipo y casos como el que nos ocupa lo demuestran.

Diez años han cumplido en Hello Games desde que entraron pidiendo paso con Joe Danger y ahora, una década después, llega por sorpresa una propuesta bastante interesante, y que se aleja en cierta forma de lo que han creado hasta ahora. Hablamos de The Last Campfire, una aventura evocadora que ya está disponible en PS4, Xbox One, Switch y próximamente en PC.

The Last Campfire es uno de esos títulos contemplativos que os recordarán por su apariencia a auténticas obras de arte del entretenimiento interactivo como GRIS o Journey. De hecho, es inevitable apreciar las reminiscencias del protagonista de la aventura con la aventura de thatgamecompany; con un aspecto algo más ‘gordote’, pero con la misma sensación de melancolía y soledad.

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Aunque lo cierto es que el mundo de The Last Campfire está más “vivo”, y aquí cobran especial dimensión esas comillas. La aventura tiene lugar en un limbo en el que van las ascuas perdidas. Nosotros encarnamos a Ember, quien debe buscar a estos seres para ayudarles a completar su camino y, de paso, a cumplir el propósito que tiene encomendado. Un sino que iremos descubriendo a medida que avancemos por este intimista pero colorido cuento que nos va narrando una voz en off que interpreta a su manera a todos los personajes, como si nuestra madre nos estuviera contando un cuento. En este caso, una obra sobre la muerte tan edulcorada y divertida como reflexiva al mismo tiempo.

Denominado como dentro de la línea “Hello Games Short”, por lo que es la propuesta perfecta si queréis una aventura de esas que os podéis pasar en apenas una o dos tardes, algo que se agradece en un sector que cada vez requiere de una dedicación casi laboral en sus producciones. No esperéis acción desmesurada ni momentos épicos. The Last Campfire es una obra conversacional en la que los retos llegan en forma de puzles no demasiado complicados, pero sí efectivos en su objetivo de transmitir una sensación de desafío justa para tenernos unos minutos dándole vueltas al coco sin frustrarnos.

Básicamente, el objetivo del juego es atravesar sus tres escenarios encendiendo hogueras para ayudar a las almas en pena que se han quedado varadas entre dos mundos. Para ello, tenemos que encontrarlas y nos meteremos en su interior para resolver un pequeño rompecabezas que nos sirva para liberarla y que pueda continuar. El desarrollo de la obra es ciertamente lineal, aunque también tenemos pequeños resquicios para la exploración. En determinados momentos requeriremos haber encontrado un número mínimo de estos seres apesadumbrados, pero podremos avanzar sin haber encontrado a todos. También hay cofres que esconden fragmentos de un diario. Si sois completistas y queréis obtener todo al 100% no os llevará más de seis o siete horas; si vais directos, algo menos.

La controlada libertad que tenemos en la aventura nos da para conocer personajes de lo más variopintos, todo con un aroma muy metafórico. Hay que leer entre líneas los mensajes que nos quiere contar mientras exploramos sus entornos. No es casualidad que un juego que tiene a la muerte como principal protagonista omnisciente tenga unos entornos tan coloridos y vivos. Es parte del mensaje que quiere dar. Parte del mensaje de que ambos mundos están unidos y de que, aunque todo parezca resplandeciente, el interior de los personajes que lo habitan está gris y desguarnecido.

En lo efímero de su desarrollo no paramos de encontrar nuevos elementos, y esos es gratificante. No ya solo en forma de enigmas que resolver, sino también en objetos que plasman esa sensación de progreso. A medida que avanzamos damos con nuevos elementos, como una especie de poder que nos permite mover el suelo o algunos objetos –a lo Link en Breath of the Wild- para alcanzar lugares antes inaccesibles. Digamos que, en conjunto, está lejos de alcanzar la perfección, pero teniendo en cuenta sus modestos objetivos y que lo importante es su trasfondo, The Last Campfire es un título cumplidor que se mueve a la perfección en el campo narrativo, que es donde pretende destacar. Ni es redondo ni es el juego de puzles definitivo, pero cala. Y lo hace muy bien.

El desarrollo es simplista, pero una aventura tan evocadora no necesita más. Tiene momentos que te parten el alma. Mucho. Pero también otros que te hacen reír, como el tener que alimentar a un cerdo descomunal para poder avanzar. Reina el desasosiego, el juego consigue hacerte muchas preguntas interiores sobre la soledad, la naturaleza o las relaciones humanas en general. Eso lo consigue con maestría a pesar de encogernos el corazón con alguno de los relatos de sus almas en pena. The Last Campfire es uno de esos juegos que te llegan muy adentro, no porque el proceso de jugarlo sea divertido, que no lo es especialmente; sino porque deja poso en tu interior y probablemente, dentro de unos años, lo recordaremos como uno de esos juegos que saben transmitir emociones, al más puro estilo de What Remains of Edith Finch o el mencionado Journey.

No es menos reseñable que se encuentra perfectamente subtitulado al castellano y con voces en inglés, por lo que no hay ningún impedimento para disfrutarlo, especialmente si tenemos en cuenta su ritmo pausado y sosegado.

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Sin demasiados alardes, The Last Campfire es una propuesta que cumple con sus propósitos, mediante una obra que se desarrolla en una narrativa profunda y con el objetivo de llegar al corazón de quien está tras los mandos. Ni sus puzles son un reto ni su desarrollo es el más elaborado del mundo, pero si lo tomamos como una especie de "corto cinematográfico de videojuego" nos da muy buenos momentos. Un título de esos evocadores que aparecen cada cierto tiempo y que ayudan a aportar ese toque diferencial tan necesario en la industria.

Su historia consigue transmitir, que es lo más importante
Sus puzles son ágiles y aptos para todos los públicos
La estética y el carisma de su mundo
Algún que otro error gráfico puntual
La voz en off toma varias interpretaciones y, a veces, es confusa
Comentario
José L. Ortega
José L. Ortega  - Editor

La mitad de lo que conocemos es mentira; la otra mitad, una mentira bien construida.

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