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Análisis de Project Cars 3 para PS4, Xbox One y PC - Coches para todos

Análisis de Project Cars 3 para PS4, Xbox One y PC - Coches para todos

Project Cars 3 es el tercer intento de Slightly Mad Studios de hacer el juego de coches definitivo, y esta vez buscan abrirse a una audiencia mucho más amplia. ¿Lo consiguen? Sí, pero por el camino les toca pagar un precio que no dejará contento a todo el mundo.

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Aproximadamente cada dos años Slightly Mad Studios nos regala una nueva entrega de esta serie de conducción. La primera aterrizó en 2015, luego nos visitó de nuevo en 2019 y ahora en 2020 llega Project Cars 3, el juego que completa el trío de la compañía y que quizás suponga el cierre de la serie tras la compra del estudio por parte de Codemasters. Como todos los fans de los juegos de coches sabrán, se trata de una licencia que ha tratado de beber del frasco de las esencias de la simulación automovilística más pura hasta ahora, siendo muy puristas en cuanto a comportamiento de cada vehículo, físicas, rendimiento sobre el asfalto...

Para que os hagáis una idea, el realismo de Project Cars en anteriores entregas superaba con mucho el de franquicias tan asentadas como Forza Motorsports, sin ir más lejos. Ahora, en esta tercera entrega el estudio ha querido abrir su propuesta a un mayor número de jugadores, aligerando en cierta medida la carga de simulación si no somos unos fanáticos de la conducción virtual, pero tratando de mantener el mismo espíritu que anteriores entregas. Es decir, seguimos estando ante un juego de carreras con coches reales en circuitos cerrados. Eso es parte del ADN de la serie, y evidentemente se mantiene intacto en esta tercera entrega por mucho que quiera encontrar un público más amplio.

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La forma en que Slightly Mad Studios ha buscado abrirse es introduciendo más opciones de personalización de la experiencia, tanto a nivel de ayudas de la conducción, como en cuanto a la dificultad y agresividad de los pilotos que compartirán con nosotros la pista. Así, podremos elegir el nivel de inmersión y exigencia que queremos en nuestra aventura con Project Cars 3, algo que se ha conseguido con éxito... Aunque pagando cierto precio que no satisfará a los fans de la simulación más pura. En esta ocasión, por ejemplo, nos olvidamos del desgaste de los neumáticos, de repostar gasolina o de parar en boxes, tres detalles que denotan el guiño a la diversión más directa, pero menos comprometida con las competiciones reales. Lo mismo ocurre con los daños de los vehículos, que se quedan en meramente cosméticos. Un detalle más que simplifica las carreras y la propuesta, acercando a Project Cars 3 a los arcades de conducción.

El espíritu que ha querido la desarrolladora embeber en esta entrega es el de la serie Need for Speed: Shift, que ellos mismos crearon, según las propias palabras del CEO de Slightly Mad. Y parece que lo han conseguido, con un enfoque algo más arcade de la conducción, pero sin caer en tropos clásicos de Codemasters como los rebobinados cuando las cosas nos salen mal, y siempre tratando de buscar el realismo en el comportamiento de los vehículos implicados en la ecuación de Project Cars 3. Además, otra de las novedades o cambios para esta entrega es el trabajo específico en la IA de los pilotos que comparten asfalto con nosotros... Y podemos decir que sí, son más agresivos e inteligentes, aunque también a costa de cierto realismo en determinados momento. En cualquier caso, este juego ofrece una experiencia de conducción sobre el asfalto apta para casi todos los perfiles, aunque no acaba de ser completamente abierta para absolutos novatos, o fans de la simulación más exacerbada.

A esto hay que añadir que Project Cars 3 funciona mejor que las anteriores dos entregas con el mando (en el caso de nuestro análisis concreto el Dualshock de PS4), aunque el volante sigue siendo la opción idonea para jugar al título de Slightly Mad. La respuesta y sensibilidad son correctas en ambos casos, difuminando, una vez más la barrera entre estos dos métodos de control, tan distintos entre sí.

Donde no ha habido pasos a un lado es en las posibilidades jugables, ya que Project Cars 3 ha seguido creciendo sobre la base de anteriores entregas (y quizás por ello se ha decidido seguir con el motor gráfico propiedad del estudio, en lugar de utilizar el moto EGO de Codemasters. De esta forma se ha implementado un ciclo de día noche que posibilita que conduzcamos en distintos momentos del día (con lo que la iluminación de cada circuito ahora lucirá más que nunca), se han añadido efectos climatológicos que afectan a la conducción y, por si no fuera suficiente la personalización de los vehículos e incluso de los pilotos (aunque falta la posibilidad de elegir féminas) se ha mantenido para que podamos tener el coche que queramos, como queramos.

El modo carrera en el centro

El centro de la función de Project Cars 3 es el modo Carrera, que nos llevará en el típico ascenso en potencia y posibilidades de este tipo de lanzamientos, mientras recorremos las 10 series de 4 pruebas (más una final) que propone. Cada serie tiene una etiqueta de potencia, y tendremos que adaptar nuestros vehículos para llegar a las series más altas, o comprar otros más potentes por el camino. Nada que no hayamos visto mil y una veces, pero sumando detalles como la afinidad con los coches (algo que nos recuerda poderosamente a Forza, por ejemplo) con las que desbloquear piezas, subidas de nivel para nuestro piloto que desbloquearán recompensas, misiones in-game dentro de cada una de las pruebas...

De hecho, estas pruebas, tres en cada carrera, son las que más ayudan a que la propuesta siga manteniendo cierto aire de frescura. Al fin y al cabo las carreras en circuitos suelen ser lo mismo, con un puñado de variables que cambian: hora, vueltas, categoría de coches... Sin embargo, si tenemos que dominar una serie de curvas, por ejemplo, el reto comienza a ser diferente e incluso invita a la rejugabilidad para conseguir una inyección extra de puntos de experiencia que nos catapulten al siguiente nivel y a nuevas mejoras para nuestros coches. En este sentido, sí que es cierto que el reto de Project Cars 3 sabe renovarse y seguir siendo divertido gracias a las opciones de accesibilidad y dificultad que podemos ir retocando para que siempre haya reto... Pero falta algo de personalidad a la suma para acabar de enganchar y diferenciarse de la competencia.

Sí, sus números son interesantes y ayudan: 210 coches y 140 variantes distintas de los más de 50 circuitos incluidos, con distintas condiciones climatológicas y de luz... Pero podría haberse ido más allá. Por ejemplo, el detalle del asfalto y sus interacciones con el coche no están a la altura de las de la serie Forza Motorsport, y el peso de la luz solar no va más allá de lo que vemos, sin afectar a la conducción. Se trata de detalles simples, y para muchos imperceptibles, pero que alejan un poquito más de la simulación a Project Cars 3. Esta vez Slightly Mad se ha quedado más en la superficie que nunca, y ni siquiera los coches entre vehículos acaban de sentirse realistas y/o contundentes, aunque se hayan mejorado respecto a lo visto en Project Cars 2.

Eso sí, hemos quedado satisfechos con la variedad de emplazamientos y escenarios que Project Cars 3 ofrece, pero no tanto con la variedad y profundidad en la personalización de los coches que se incluyen. Por supuesto, podemos modificar tanto visualmente como en términos de rendimiento cada vehículo, con montones de piezas diferentes y reglajes de todo tipo para adaptarlo a nuestro estilo de conducción y las condiciones del circuito. Sin embargo el tuneo visual nos ha parecido algo limitado, y la progresión de los vehículos demasiado lineal y plana, limitándonos a adaptar cada coche a las distintas categorías disponibles. De nuevo, un apartado con concesiones para que la propuesta de conducción que nos ocupa no abrume a los menos duchos en este tipo de juegos.

Con todo esto, no queremos decir, ni mucho menos, que Project Cars 3 no sea tremendamente divertido. Más bien todo lo contrario. Quizás si eres un fanático del motor y de la precisión milimétrica, este juego tenga menos armas para ti que anteriores entregas, pero lo cierto es que conducir los coches de este juego resulta tremendamente adictivo y entretenido (aunque os recomendamos que no os conforméis con los niveles de dificultad más básicos, y que experimentéis con las distintas opciones de configuración disponibles).

Opciones multijugador y más

Además de este modo para un jugador, existen dos opciones de juego conectadas (aunque nada de pantalla partida). Por un lado está el modo multijugador, en el que disputaremos carreras contra otros usuarios, pudiendo elegir cualquier coche del repertorio de Project Cars 3 (aunque si no lo tenemos tendremos que pagar un alquiler). Sin demasiadas sorpresas en este sentido, aunque lo mejor es que nuestro grado de agresividad sobre la pista quedará grabado para que el resto de jugadores y el propio juego puedan emparejarnos con usuarios de nuestro mismo estilo de juego. Su funcionamiento es óptimo en las partidas que hemos podido probar, pero también es cierto que no ha sido con población real en los servidores, por lo que habrá que esperar a que salga el juego para saber cómo se comportan.

Además, hay otro modo de juego conectado, aunque sea indirecto. Se llama Rivales, y propondrá distintos retos temporales a los jugadores que, al cumplirse otorgarán unas recompensas en forma de puntuación que nos permitirán subir en las clasificaciones e ir ascendiendo en las distintas divisiones que están disponibles. Un buen modo de juego si se nutre de una variedad suficiente de retos que nos inviten a seguir volviendo al juego de Slightly Mad, sin tener que soportar los agobios del juego online, una vez acabemos el modo carrera.

Apartado técnico

Project Cars 3 ofrece un buen aspecto en la mayoría de momentos. En las versiones mejoradas de consola permite elegir entre rendimiento y resolución, aunque en ambos casos el juego parece funcionar a las mil maravillas. El nivel de detalle de los coches es óptimo en cuanto al aspecto exterior, pero no tanto en los interiores, que en muchas ocasiones pecan de falta de detalles, incluso con texturas en baja resolución. Quizás se trate un fallo de procesado, similar al que se muestra sobre asfalto sexo, con píxeles de gran tamaño en la calzada y ciertas 'interferencias' blancas. En líneas generales el pulido de Slightly Mad no es perfecto, y hay pequeños 'incordios' aquí y allá.

Esto no enturbia que el juego luzca bien, se mueva muy fluido y tenga un gran nivel de detalle tanto en vehículos, como en escenarios, pudiendo haber un gran número de elementos móviles en pantalla, sobre todo al haber hasta 16 coches a la vez en cada prueba. Sobre todo destaca la iluminación, que puede ser dinámica si durante la prueba pasan las horas del día.

En cuanto al sonido, aquí no hay pegas. Grandes efectos de sonido que quedan en segundo plano bajo el rugido de los motores, siendo cada uno distinto al anterior. La música electrónica que hace de acompañamiento sirve a su propósito, sin destacar ni molestar, con lo que no hay turbulencias en este aspecto del programa. Por otra parte está doblado en inglés, con subtítulos en castellano, con lo que si tu nivel de inglés no es alto te tocará desviar la vista del horizonte para leer los subtítulos de tu ingeniero. Un pequeño mal, por menor que sea.

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Project Cars 3 es un juego divertido y más accesible que nunca en comparación con anteriores entregas de la serie. Su propuesta se simplifica en varios aspectos para dar la bienvenida a un público menos acostumbrado a pelear con el realismo sobre el asfalto, y eso no gustará demasiado a parte de los fans. Sin embargo, más allá de esto encontramos un título divertido y adaptable a las necesidades de cada tipo de jugador, con un modo carrera largo y variado y opciones multijugador a la altura de las circunstancias. Podría ser más profundo en distintos aspectos de la propuesta, e incluso estar algo más pulido, pero tal y como está se trata de una gran alternativa dentro de los juegos de conducción... Aunque por el camino pierda parte de la personalidad de las dos entregas anteriores.

La adaptabilidad de la experiencia.
Manejo óptimo, aunque se aleja de la simulación.
Variedad de coches, circuitos, condiciones de conducción y retos.
Buen apartado técnico.
Pequeños fallos de optimización.
Se aleja de la esencia de simulación de Project Cars y acaba perdiendo personalidad.
Sin daños, desgaste de neumáticos, gasolina...
Comentario
Juan García
Xcast

En el lugar indicado, en el momento correcto...

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