La nostalgia. Ese elemento viscoso que cuya masa y forma mutan conforme pasa el tiempo. Ese recuerdo de algo que nos ha abandonado y recordamos con suma felicidad. Seguro que todos los que estáis leyendo estás líneas tenéis un recuerdo por el que suspiráis mientras susurráis el "cualquier tiempo pasado fue mejor". Y vaya si pasa con los videojuegos. Ese título que recordamos con cariño y sumo jubilo, ese videojuego que nos alegró un verano, unas vacaciones o simplemente una mala época.
Estamos acostumbrados a ello. Raro es el juego que no haya visto en los últimos años una remasterización, un reboot o un port. Desde títulos más alejados en el tiempo, como las aventuras gráficas de LucasArts, o franquicias más contemporáneas como Tomb Raider. Hoy es el día para una de esas obras bien alejadas en el tiempo. Nos hemos de remontar hasta 1987 para volver a los inicios de The Eternal Castle, obra que hoy ve la luz en su port a Nintendo Switch tras su lanzamiento previo en Steam.
Bajo una clara influencia de cómo se enfocaban las aventuras en aquellos días a finales de los 80, the Eternal Castle sirvió de clara influencia a grandes aventuras como Flashback o Another World, mucho más recordadas y donde hemos gozado de entregas ya en esta generación. Aventuras al más puro estilo plataformero en 2D donde recorremos diferentes pantallas y fases con situaciones muy singulares y dispares unas de otras. Sin embargo, no estamos ante una remasterización fiel sino una reinvención del original llevado a cabo por Leonard Menchiari, Giulio Perrone, Daniele Vicinanzo y en la música Giacomo Langella.
Lo primero que os sorprenderá será su llamativo diseño 2 bits con escenarios formados por paletas de colores muy limitadas pero vistosas y que recurren al negro de fondo para dibujar la escenografía y los personajes. La forma en la que este apartado visual está integrado con el feeling del juego es más que correcto. Todo el apartado gráfico se siente fluido y los personajes gozan del característico control estilo Prince of Persia original.
No esperéis un guion de película. Somos abatidos el intentar aterrizar para iniciar una misión de rescate. La buscamos a "ella". Nuestra misión será recuperar las piezas de la nave para volver a hacerla operativa y rescatar a esa persona que hemos venido a buscar. The Eternal Castel [REMASTERED] no es un juego largo, de hecho, a nosotros nos ha durado en la primera vuelta un total de dos horas. Tampoco es excesivamente difícil si estáis familiarizados con este tipo de juegos tanto en lo que a plataformas o bosses finales se refiere. Correcto, cada uno de estos cinco escenarios tiene su propio boss final que sirve a modo de custodio de la pieza de nuestra nave. De hecho, todo encaja bastante bien. Cada una de estas fases cuenta con su propia historia, personajes y su cierre. Historias casi siempre de marcado corte violento o fantasmagórico adornado con varios textos todos ellos en perfecto inglés.
Al margen de su marcado corte plataformero, en esta versión [REMASTERED] se han incluido diversos elementos para subsanar la corta duración del título. Un modo multijugador en local, modos desbloqueables secretos -entre ellos un PVP- o la generación semi procedural de las diferentes fases ayuda a alargar la vida útil del título. Elementos que son de agradecer y que dada la corta duración del juego tienen aún un mayor aliciente al poder afrontar las diferentes partes de acción de formas totalmente diferentes.
Porque contaremos con numerosos momentos de acción en The Eternal Castle [REMASTERED], de hecho, es uno de los elementos que sus diseñadores más se han encargado de potenciar. Con un abanico de 10 armas diferentes y otros 10 potenciadores para nuestro personaje, podremos entrar en escena a tiro limpio, en modo sigilo con nuestra katana o sin escrúpulos con nuestra maza. La IA no es que sea particularmente inteligente por lo que nos encontraremos con más de una situación hilarante, aunque no creo que fuese la idea original del equipo de desarrollo.
De hecho, The Eternal Castle [REMASTERED] tiene algunas carencias en este aspecto técnico. El primero ya lo hemos mencionado, la IA, pero donde realmente el juego se hace más tosco es en el control. Y no es baladí ya que en un juego de plataformas y de acción el control lo es todo. Los movimientos de nuestro personaje resultaran bastante imprecisos en casi todo el juego por lo que armaros de paciencia en más de un combate o en más de un salto ya que el juego no responderá como esperáis.
Pero de nuevo, es más que probable que hayáis aterrizado en este título por su llamativa dirección artística y su característico apartado sonoro repleto de sintetizadores ochenteros. Si es el caso, The Eternal Castle [REMASTERED] no os va a defraudar. Si pretendéis apretarle mucho más las tuercas el título no lo aguantará. Si nos centramos en la versión de Switch, que es la versión utilizada para este análisis, el juego luce de maravilla tanto en modo portátil como sobre mesa. Recomendamos más jugarlo en sobre mesa si es posible para poder diferenciar con mayor facilidad a los personajes y enemigos. Nos encontramos finalmente con una obra profundamente singular, pero con el control como su principal telón de Aquiles. Una aventura de corte clásico que, sin pretensiones, os acabará cautivando y que se presenta muy amena para lo que resta de verano.