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Análisis de Deadly Premonition 2: A Blessing in Disguise para Nintendo Switch

Análisis de Deadly Premonition 2: A Blessing in Disguise para Nintendo Switch

Francis York Morgan y Francis Zach Morgan vuelven con la secuela del peor mejor juego de todos los tiempos. Deadly Premonition 2 llega con la presión de estar a la altura del título original, una de las denominadas obras de culto del mundo de los videojuegos.

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Hola, Zach. Estaba aquí recordando los buenos momentos que pasé con Deadly Premonition. Guardo un gran cariño a esa obra de culto del entretenimiento interactivo, con grandes semejanzas a la serie Twin Peaks, creada por David Lynch y otros directores en 1990.

Aquel título, publicado en febrero de 2010 y dirigido por Hidetaka Suehiro, conocido como SWERY 65, pasó un tanto desapercibido al principio. Su aspecto cutre y su horrible control de los personajes no eran atractivos para los jugadores acostumbrados a obras de un mayor calado. Pero su entramado narrativo era espectacular, con una trama imprevisible, llena de giros y de personajes carismáticos. Se investigaba una serie de crímenes realizados por el conocido como "asesino del impermeable". Hablando con todos los habitantes de aquella ciudad, todos culpables. Gracias a su excelente historia, desarrollo y ejecución de la misma, el título se ganó el apelativo de 'obra de culto' y así se ha llegado a la producción de la secuela.

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Es verdad, York. Ahora llega Deadly Premonition 2: A Blessing in Disguise en exclusiva para Nintendo Switch. Una secuela que nadie esperaba debido a las peculiaridades del juego original. Es un juego de nicho que tendrá muy poca repercusión en ventas, pero que hará felices a quienes les ensimismó lo ocurrido en Greenvale.

Como dirían con juegos como Death Stranding, de Hideo Kojima, una obra publicada en 2019 adelantada a su tiempo debido a que predijo que viviríamos confinados y dependiendo de repartidores, la saga Deadly Premonition es solamente digerible para un determinado sector de los usuarios. Para poder degustarlo hasta el final, hay que abrazar sus innumerables defectos, avanzando únicamente por el interés de su historia. De otra forma, es comprensible que se quiera llegar a lanzar el juego por la ventana.

Y que lo digas, Zach. Esta vez la trama transcurre en Le Carré, una ciudad situada al sur de los Estados Unidos, cerca de Nueva Orleans. Allí toca investigar un asesinato similar al que vimos en el primer Deadly Premonition. Aunque, en esta ocasión, el desarrollo narrativo se dirime mediante diversos marcos temporales. Tanto en la actualidad, donde estamos un poco 'cascados' y una nueva agente del FBI llamada Aaliyah nos pregunta sobre los cabos sueltos que han quedado, tanto en lo acontecido en el primer juego, como especialmente en lo que sucede en esta ciudad costera, en un crimen que tiene lugar en el año 2005, cuatro años antes de lo acontecido en Greenwood.

Toca investigar a fondo, hablando con personajes de lo más característicos y peculiares. Desde luego, Swery vuelve a demostrar que es un genio a la hora de estructurar a personas que nos harán perder que hemos perdido la cabeza. Como el señor del hotel, el sheriff de la ciudad o los miembros de la familia Clarkson, quienes tienen todo el poder en la zona. Sin olvidar que, prácticamente en todo momento nos acompaña Patricia Woods, una niña aspirante a FBI.

Es cierto que, en líneas generales, la trama está menos inspirada que en la primera entrega. El listón estaba muy alto. Ya sabes de lo que dicen de las secuelas, Zach. Pocas consiguen mejorar a las originales. Alien 2 (1986) o Terminator 2 (1991) serían buenos ejemplos, pero no podemos decir que Deadly Premonition 2 entre en este selecto grupo.

Eso sí, no hay que quitar mérito a una historia que nos mantiene inquietos hasta el final. Lo estrambótico de sus personajes nos hacen pensar que cualquier cosa puede suceder en cualquier momento, y es parte de su magia. También es genial ver cómo se encajan algunas piezas del puzle, y cómo une, más bien a modo de guiño -o no- la inclusión de algunos personajes de la obra primigenia. Pero es mejor no profundizar más en su grueso argumental, ya que es probablemente lo único interesante del juego, ¿no es así, Zach?

Aunque duele decirlo, la verdad es que sí, York. Lo cierto es que, pese a sus soleados parajes, la ciudad no tiene ni una cuarta parte del encanto del que tenía Greenwood. Quizás el predominio de un clima soleado, la estructura plana de la urbe y lo poco que podemos realizar en ella nos dejan con un regusto amargo.

No es lo nuestro apostar, York, pero si tuviéramos que hacerlo, diríamos que se ha unido el escaso presupuesto a la necesidad del estudio de sacar una secuela para llenar las arcas para poder apostar por otros proyectos a los que tienen más confianza. Ese amor por el detalle que tenía el original, aquí se disipa como un azucarillo en esa taza de café tan necesaria por las mañanas y que tanto necesitamos para inspirarnos.

El ejemplo es claro. En el primer Deadly Premonition teníamos una ciudad abierta a explorar, pudiendo conducir y realizar detalles inocuos, pero elegantes, como encender intermitentes o activar los limpiaparabrisas. Aquí tenemos una tabla de skate para transportarnos, donde repetimos por doquier las mismas conversaciones. Más adelante contamos con una flota de taxis privados para utilizar de viaje rápido. Los vehículos de servicio llegaron a 2005 en este mundo, querido York. ¡Swery también era un adelantado a su tiempo!

¡Qué cierto es eso, Zach! Las misiones además, están muy poco inspiradas. Basta con ir de un punto a otro e ir resolviendo el caso de forma extremadamente sencilla. Esta nueva entrega podría catalogarse prácticamente como una novela interactiva. En algunos momentos tenemos que investigar zonas que nos den nuevas pistas, pero prácticamente basta con pulsar el botón determinado para continuar, sin ninguna otra mordiente. Somos excesivamente espectadores; casi como si estuviéramos sentados en una de esas salas de cine, con asientos reclinables, posavasos y puerto USB.

Solamente tendremos que estar pendientes de llegar al lugar indicado a la hora estipulada; y si nos falta mucho para ello, fumar o dormir para que el tiempo fluya más rápido. Siempre evitando estar por la noche en la calle, que es peligroso. Por el camino hay alguna que otra misión secundaria, que se basa en hacer fotos o en asesinar a animalillos que molestan a los habitantes de Le Carré. Nada que nos haga distraernos del asesinato y entrar en una disonancia ludonarrativa que podría ser alarmante si eso importara en esta obra, Zach.

La estructura del juego además es tremendamente anodina. Al final de cada capítulo, y hay cuatro en total, lo viviremos en una mazmorra muy lineal, y que repite estructura en las tres ocasiones en las que la visitamos. Allí, a lo largo de las 20 horas que durará el juego si vais directos en su historia, tendremos que hacer frente a un total de tres (3) tipos de enemigos diferentes. Es cierto que el combate ha mejorado ligeramente en estos diez años, pero sigue siendo tremendamente aburrido y poco atractivo. Por si fuera poco, las batallas ante los bosses finales son, directamente, absurdas. Es en este aspecto donde más se plasma una inquietante dejadez que, siendo honestos, nos decepcionará incluso a los más apegados con la obra.

Y eso que no hemos dicho lo peor del juego, York. El aspecto técnico de Deadly Premonition 2 es atroz. A pesar del uso de un pseudo cel-shading, el juego se ve incluso peor que el original, ¡y eso que han pasado diez años!

Son inexcusables los problemas técnicos que tiene esta aventura, que tantas ganas teníamos que disfrutar. Son a la vez maravillosos y partes de su encanto, York. Pero a su vez, nos harán sangrar los ojos. Como a Mickey en aquel meme de internet.

El framerate va a pedales; diríamos que su estabilidad se encuentra entre los 10 y los 15 FPS y no exageramos. Además, el juego tiene otros innumerables problema técnicos, siendo especialmente visible el popping, ese error tan de 2005 en el que personajes, vehículos o incluso edificios nos aparecen de golpe. Es especialmente sangrante, y nunca mejor dicho, con la consola conectada al dock. En Modo Portátil, Nintendo Switch se resiente algo menos. De animaciones, bugs y demás, es mejor casi ni hablar para no acrecentar esta herida tan profunda en el corazón.

60

Deadly Premonition 2 es capaz de poner de acuerdo incluso a dos personalidades tan distintas a la vez. Su desarrollo e historia no está tan inspirada, ni de lejos, como la del juego original. Aun así, tiene los mimbres para mantenernos expectantes en saber cómo ocurre. Eso si sabemos obviar todos los problemas técnicos y estructurales que tiene la obra. Si tenéis cariño al juego de culto de 2010, esta secuela no os encantará, pero sí disfrutaréis sus resquicios de locura. Si no es el caso, es mejor que dediquéis vuestro tiempo a tomaros un café.

Su historia es capaz de atrapar hasta el final
Los personajes son una auténtica fantasía
Técnicamente es lo peor que hemos visto en la vida
La estructura del juego es previsible y falta de ritmo
Las batallas contra los bosses son una broma de mal gusto
La faceta de investigación desaparece ante casos que se resuelven sin nuestra interacción
Comentario
José L. Ortega
José L. Ortega  - Editor

La mitad de lo que conocemos es mentira; la otra mitad, una mentira bien construida.

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