No os lo niego, estoy exhausto. Tras la maratón para analizar Elden Ring, llegó la maratón de las guías y la obsesión por conseguir todo en el título de From Software. Llevo casi un mes pensando en espadas bastardas +8 y en con quién ha dormido Radagon. Tengo una pulsión a seguir jugando, ya que me interesa su mundo, su historia, e incluso su combate.
Pero noto que no es lo que necesito. Se trata de una experiencia tan densa, tan atrapante... y tan exigente, que es más que natural acabar saturado. Estoy seguro de que esto es algo que muchos de vosotros sentís, y ahora mismo estáis un poco de culo con los videojuegos. Pues lo que necesitáis no es otra cosa que Kirby y la Tierra Olvidada.
Cositas rosas es lo que necesitamos
No es una novedad este sentimiento. De hecho, ya intenté aplacar esta sensación con Gran Turismo 7, un juego ideal para ello, salvo porque no soy un gran fan de los coches. He buscado sin descanso, puenteando con el clásico combo de juego deportivo + podcast. Pero no ha sido hasta que la bola rosa de Nintendo ha llegado que he podido relajarme al fin.
Hay dos tipos pérdida inconsciente del sentido del tiempo mientras juegas a videojuegos. La primera es en la que te enfrascas tanto que cuando miras al reloj son las 2 de la mañana, al estilo WoW; la segunda es en la que no puedes parar porque lo estás pasando bien, pero sin forzar tu cerebro, casi como esas tardes eternas con amigos en una terraza.
Mi tarde del viernes fue una desconexión mágica. Kirby me abrazó con su rechoncho cuerpo rosita y no me dejó quitar las manos de la Switch desde que terminé de trabajar y hasta que tocaba ponerse con la cena.
Luigi, Kirby e Ibañez
Con este texto no quiero hablar de forma paternalista de Kirby y la Tierra Olvidada, ni tampoco decir que han optado por la opción "fácil" que sería hacer un juego fácil y bonito. Kirby va más allá, porque combina esas cosas (y sustituyendo fácil con algo menos peyorativo y más certero como es "accesible"), con un ritmo disfrutón, un carisma a raudales y un factor que le une con otro título de Nintendo para Switch.
Digo esto porque sigue la estela de otro juego "buenrollero" también de Nintendo como es Luigi's Mansion 3. No llega tan lejos como la tercera entrega de nuestro cazafantasmas favorito, pero sí que incide en el mismo uso de la comedia física. Las animaciones, expresiones faciales de Kirby y demás, contribuyen a que siempre haya algo que pueda pasar y que te saque una sonrisa. La referencia pedante sería el slapstick de Harold Lloyd y el cine mudo, pero yo me quedo con las viñetas del maestro Ibáñez en Mortadelo y Filemón, donde siempre hay espacio para un chiste en tercer plano.
En esencia, Kirby me ha curado el alma de la misma forma que lo hizo durante lo más duro de la pandemia el bueno de Ted Lasso. No se trata de condescendencia, pero tampoco de hacer de menos lo que hace la bola rosa. Seguiré a buscando Waddle Dees, aspirando coches y completando desafíos.